Cuando las tropas estadounidenses tomaron el control del yate, después de haber matado a dos somalíes, encontraron a otros dos muertos y consiguieron capturar a otros 13 piratas, pero los recuperaron los cuerpos de los cuatro estadounidenses asesinados.
Los cuatro estadounidenses que viajaban en el velero SVQuest, Jean y Scott Adam, que eran los propietarios, de Marina del Rey en California; y Bob Riggle y Phyllis Macay, originarios de Seattle, en el occidental estado de Washington, quienes decían cumplir un sueño de toda su vida, fueron capturados por piratas cuando nevegaban cerca de la costa de Somalia.
Los Adam, navegaban alrededor del mundo en el velero Quest desde diciembre de 2004, después de haberse jubilado y lo hacían como misioneros, entregan biblias y ofreciendo servicios religiosos en lugares apartados del mundo. A menudo solían invitar amigos y de esa forma fue que Riggle y Macay se unieron al viaje, algo que habían querido hacer toda su vida.
El yate con los cuatro estadounidenses viajaba junto a un grupo de otros veleros de diferentes nacionalidades, como parte de una regata de aguas profundas, pero se habían apartado del grupo en el momento en que fueron atacados.
El asesinato de los estadounidenses revela una nueva actitud de los piratas, tal como dijo un corsario que se indentificó como Muse Andi, el asesinato de rehenes "es ahora parte de nuestras reglas". El pirata dijo que la medida es como respuesta a la condena a 33 años de cárcel decidida para un pirata que fue acusado en Nueva York por el ataque en 2009 contra el barco de carga estadounidense Maersk Alabama.
“El intento siempre fue el de negociar y no llegar al punto que alcanzamos, los disparos”, explicó el vicealmirante Mark Fox. Las negociaciones con los piratas habían seguido su curso sin peligro hasta que un pirata disparó un lanzagranadas contra el destructor estadounidense USS Sterett, uno de los cuatro barcos que seguían al velero e intentaban negociar. Luego los disparos comenzaron en el interior del Quest.
Inmediatamente las fuerzas especiales abordaron el Quest, pero los rehenes ya habían sido ejecutados.
Sin embargo dos piratas somalíes declararon a la agencia Reuters que los ataques fueron ordenados cuando las fuerzas estadounidenses comenzaron a atacarles a ellos. “Nuestros colegas nos llamaron porque estaban siendo atacados por un barco de guerra estadounidense. Les ordenamos que mataran a los cuatro estaodunidenses antes de que ellos mismos fueran asesinados”, explicó un corsario que se identificó como Mohamud.
De todas formas, 13 piratas se entregaron y fueron capturado, lo cual cuestiona la versión de resistencia que pretenden presentar los piratas como justificación del asesinato.
“Debemos tener un acercamiento internacional más efectivo para mantener la seguridad en los mares y océanos, esenciales para el comercia y los viajes”, refirió la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Se calcula que hubo cerca de 750 ataques de piratas a barcos mercantes en el Golfo de Aden a finales de enero. La mayoría de esos barcos se dedican al transporte de tanques de petróleo, cuya captura supone un premio, aunque el secuestro de extranjeros también puede generar cuantiosos rescates.
El gobierno de Estados Unidos autorizó el uso de la fuerza en caso de una inminente amenaza. A febrero de 2011, los piratas somalíes tienen en cautiverio a 660 rehenes, de 30 barcos de diferentes nacionalidades.