De momento no quedó claro si las clínicas de Texas que habían reanudado la atención de pacientes esta semana suspenderán los servicios nuevamente. Una audiencia está programada para una fecha posterior este mes.
La oleada de clínicas de Texas que rechazaron pacientes, reprogramaron sus citas y ahora potencialmente las cancelaron de nuevo —todo en el lapso de una semana— ilustra la confusión que se registra en todo el país desde el fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos.
Una orden de un juez de Houston a principios de esta semana había asegurado a algunas clínicas que podían reanudar temporalmente los abortos en embarazos de hasta seis semanas de gestación. A eso le siguió rápidamente la petición que el fiscal general de Texas, Ken Paxton, hizo al máximo tribunal del estado, que cuenta con nueve jueces republicanos, para que suspendiera temporalmente la orden.
“Estas leyes son confusas, innecesarias y crueles”, manifestó Marc Hearron, abogado del Center for Reproductive Rights (Centro de Derechos Reproductivos), después que se emitió la orden el viernes por la noche.
Las clínicas en Texas habían dejado de realizar abortos en el estado de casi 30 millones de habitantes luego de que la Corte Suprema de Estados Unidos revocó la semana pasada el fallo Roe vs. Wade y puso fin al derecho constitucional al aborto.
Los abogados de las clínicas de Texas proporcionaron una copia de la orden del viernes, la cual no se ha podido encontrar en el sitio web de la corte.
Los proveedores de servicios de aborto y los pacientes en todo el país han estado batallando para navegar el cambiante panorama legal en torno a las leyes y el acceso al aborto.
En Florida, una ley que prohíbe los abortos después de las 15 semanas de gestación entró en vigor el viernes, un día después que un juez lo calificó como una violación de la Constitución estatal y dijo que firmaría una orden para bloquear temporalmente la ley la próxima semana. La prohibición tendrá implicaciones más amplias en el sur, donde Florida tiene un acceso más amplio al procedimiento que sus estados vecinos.
El derecho al aborto se perdió y se recuperó en el lapso de unos pocos días en Kentucky. Una llamada ley de activación que impone una prohibición casi total del aborto entró en vigor el viernes pasado, pero un juez bloqueó la ley el jueves, lo que significa que los únicos dos proveedores de aborto del estado pueden reanudar la atención de pacientes, por ahora.
Es casi seguro que las disputas legales continuarán causando caos en un futuro cercano para las estadounidenses que buscan practicarse un aborto, con fallos judiciales capaces de anular el acceso en cualquier momento y una afluencia de nuevas pacientes provenientes de otros estados, abrumando a los proveedores.
Incluso cuando las mujeres viajan fuera de los estados donde se prohíbe el aborto, es posible que tengan menos opciones para interrumpir sus embarazos, ya que existe la posibilidad de que sean llevadas a juicio.
Esta semana, Planned Parenthood of Montana dejó de proporcionar abortos con medicamentos a pacientes que viven en estados con prohibiciones “para minimizar el riesgo potencial para los proveedores, el personal del centro de salud y los pacientes ante un panorama que cambia rápidamente”.
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