Desde hace poco menos de un mes, el edificio número 1099 de la calle 30 en Washington D.C. tiene nuevos inquilinos. Se trata de 15 activistas del grupo estadounidense Code Pink, que se tomaron la embajada de Venezuela en la capital.
Su estadía, sin embargo, no ha sido placentera. El miércoles les cortaron la electricidad, poco a poco se les acaba el alimento y los alrededores de la edificio son todo menos silenciosos. A las afueras de la embajada, decenas de ciudadanos venezolanos protestan por lo que consideran una ocupación de un sitio que les pertenece.
“¿Tienen miedo a la oscuridad?”, gritó desde la acera una manifestante que dijo haber estado durmiendo en una de las carpas que rodean la embajada, donde los manifestantes hacen turnos para evitar que entre comida o más personas al edificio.
Los activistas de CodePink, explicó a la Voz de América su fundadora, buscan con la toma oponerse a una intervención estadounidense en Venezuela y temen que, de dejar la embajada en manos de los representantes del presidente interino Juan Guaidó, el gobierno en disputa de Venezuela ocupe la embajada estadounidense en Caracas.
“Eso podría darle una excusa a EE.UU. para intervenir”, dijo Medea Benjamin de CodePink en una rueda de prensa, “queremos que los dos gobiernos se pongan de acuerdo con qué hacer con las embajadas, deben estar en manos de una tercera nación”.
El representante del gobierno interino de Juan Guaidó en EE.UU., Carlos Vecchio, dijo el miércoles a través de su cuenta de Twitter que el próximo paso después de haber cortado la electricidad en la embajada es la “salida” de los “invasores patrocinados por el usurpador”.
Para los venezolanos en Washington, la lucha por el control de la embajada es su manera de apoyar la lucha por el control de su país.
El grupo de Whatsapp familiar de Gabriela, venezolana que vive hace más de 10 años en Washington, es un recuerdo constante de la situación en la que están sus familiares. “Un día dicen que por fin les pusieron luz por un par de horas, que no consiguen alimento”, dijo la joven a la VOA. Desde que empezaron las protestas en la embajada, Gabriela ha venido cada dos días. “Me motiva mi familia; poder hacer una cosita por más mínima que sea para decir ‘yo estoy con ustedes’”.
Acoso y agresiones
Los enfrentamientos entre ambos grupos de manifestantes han generado disturbios en los que tuvo que intervenir la policía. El miércoles en la noche, varios manifestantes de CodePink fueron arrestados y la rueda de prensa convocada por Benjamin, el jueves, fue interrumpida por manifestantes anti-Maduro con cacerolazos y alarmas. “Hemos sido agredidas desde el momento desde que llegó la gente de Guaidó”, afirmó Benjamin, quien dijo haber recibido varios golpes en el hombro y la espalda.
Por su parte, los venezolanos también se quejan de haber sido agredidos por los activistas de Code Pink y dicen que uno de ellos empujó a una mujer embarazada que estaba bloqueando la entrada de comida a la embajada.