Las vacunas para combatir el COVID-19 están a punto de dar un giro global a la pandemia de coronavirus, pero los expertos advierten que no se debe esperar una victoria total.
Aunque las cosas quizás no lleguen a empeorar tanto como en el último año, los expertos esperan que con el tiempo el COVID-19 se transforme en una amenaza crónica, pero manejable y las sociedades deberán planificar para poder enfrentar resurgencias inevitables.
"No vamos a ver que los casos disminuyan a cero. Eso es un pensamiento mágico”, dijo el epidemiólogo Michael Mina, de la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard. “Lo que pienso que es importante para nosotros es dar un paso atrás como sociedad y preguntar ¿qué significan los casos? ¿Cómo nos van a impactar?”
Hay varias razones para pensar que el coronavirus detrás de COVID-19 no va a desaparecer muy pronto.
Primero, las tasas de vacilación a la vacuna están disminuyendo, pero siguen siendo altas. En una encuesta reciente en EE. UU., alrededor del 30% dijo que definitivamente no recibirían la vacuna.
"Incluso entre las personas que debían estar entusiasmadas con la vacuna, los trabajadores de primera línea, los trabajadores de salud, estamos viendo una falta de disposición a vacunarse”, dijo Allyala Nandakumar, director del Instituto de Salud Global y Desarrollo de la Universidad Brandeis. “Esto, para mí, es el principal problema que estamos encontrando”.
Mientras tanto, el acceso a la vacuna es extremadamente desigual alrededor del mundo. Muchos países pudieran no conseguir ninguna vacuna en todo el año. Eso deja grandes áreas donde el coronavirus puede seguir propagándose y mutar.
"Mientras más dure la transmisión en todo el mundo las nuevas variantes van a aparecer”, dijo Geoffrey Joyce, de la Universidad del Sur de California.
Variantes que han surgido hasta ahora complican la efectividad de las vacunas y aún no está claro el impacto que tendrán en las poblaciones vacunadas.
"Todavía no estamos fuera de peligro”, subrayó Joyce.
Además, los científicos no saben cuánto durará la inmunidad de las vacunas o de la infección. El virus podría reaparecer en varios meses incluso en las personas que han sido vacunadas.
"No se sabe si serán recaídas o algún tipo de resurgencia”, explicó la experta de salud Hemi Tewarson, de la Universidad Duke.
¿Y entonces qué pasaría? ¿Nuevos confinamientos?
La mayoría de los expertos dicen que no.
Nandakumar opina que no piensa que haya un apetito "para continuar cerrando la economía. Tenemos que encontrar una manera ingeniosa de convivir con el virus”.
Algunas versiones limitadas de las restricciones actuales pudieran regresar en una recaída, pero en general la vida continuará”, considera la economista Kate Baicker, decana de la Facultad de Política Pública Harris de la Universidad de Chicago.
"Podríamos limitar las grandes aglomeraciones. Enfocarnos en actividades en el exterior. La gente tendría que modificar la manera en que interactúan con los demás, pero la nueva normalidad es algo que podamos vivir con comodidad y felicidad”, agregó.
Algunos lugares están considerando si las personas vacunadas pueden ignorar las restricciones. En Israel, por ejemplo, los vacunados obtienen un “pase” que les permite asistir a bares, gimnasios, conciertos y otros sitios en que no se permite a los que están sin vacunar.
Algunos empleadores podrían requerir que sus empleados se vacunen para regresar a las oficinas o trabajar con el público, pero esta idea es controversial.
Por un lado, ofrecer privilegios especiales a los vacunados ayuda a incentivar a los vacilantes, pero no está claro si las personas vacunadas aún pueden contagiarse de infeccione asintomáticas y propagar el virus.
Algunos estudios preliminares sugieren que las vacunas frenan la transmisión, pero el caso no está cerrado aún.
Por otra parte, dicen los expertos, quizás las restricciones no sean necesarias una vez que se vacunen las personas más vulnerables.
Hasta ahora, más de la mitad de las muertes por COVID-19 han sido entre personas mayores de 75 años. Este grupo tiene prioridad para la vacunación.
Cuando la gran mayoría de los ancianos y los vulnerables estén protegidos, entonces “no habrá hospitales repletos ni niveles de muertes alarmantes. Se convertirá en un virus manejable”, dijo Joyce.
Los más jóvenes también se enferman y mueres de COVID-19, pero en números mucho menores, señaló. “No es algo que uno quisiera, pero no requiere cierres masivos”.
La esperanza es que el número de personas que se enferma caiga al nivel en que los departamentos de salud pública puedan manejarlos como a cualquier otra epidemia.
"Cuando uno tiene números menores, se puede aislar a esa persona, hallar un núcleo. Cerramos a ese grupo particular en lugar de cerrar escuelas completas” y a todos los demás.