El presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, predijo “grandes cambios” en la Península luego de la muerte el mes pasado del gobernante de Corea del Norte, Kim Jong Il.
Durante un discurso televisado este lunes a toda la nación con motivo del Año Nuevo, Myung-bak se refirió a un punto de giro y dijo tener esperanzas de que sea sinónimo de progreso.
El mandatario surcoreano indicó que Seúl está listo para dar solución a las preocupaciones acerca de la seguridad en la Península y proporcionar asistencia a la empobrecida economía norcoreana.
No obstante, precisó que eso sólo puede suceder si el régimen de Pyongyang suspende su política nuclear y se alcanza un acuerdo en el seno de las conversaciones a “seis bandas” (entre las dos coreas, EE.UU., Rusia, China, y Japón), en suspenso desde hace varios años.
Myung-bak también reiteró que Corea del Sur responderá con firmeza a cualquier provocación de Corea del Norte.
Las tensiones en la Península llegaron a su máximo nivel en décadas luego de dos incidentes fatales el año pasado de los cuales Seúl culpó a Pyongyang: el hundimiento de un barco de guerra surcoreano y el bombardeo de una isla cerca de una demarcación en disputa en aguas del Mar Amarillo.
La prensa oficial de Corea del Norte ha atacado con frecuencia al mandatario surcoreano, y recientemente el órgano del gobernante Partido de los Trabajadores, el Rodong Sinmun, le exigió “arrodillarse y pedir disculpas” por su política hacia Pyongyang.
La mayor prioridad ahora en Corea del Norte parece ser asegurar una transición ordenada al heredero del fallecido Kim Yong Il, su hijo Kim Yong Un. De hecho, un editorial calificò de “traidor” al gobierno de Corea del Sur por no permitir a más ciudadanos surcoreanos visitar el Norte para rendir honores al extinto Kim Jong Il.
Un llamamiento difundido este lunes por la televisión norcoreana pidió a la población obedecer política y militarmente al nuevo comandante supremo de la nación, que tiene menos de 30 años de edad.
El mensaje de Año Nuevo difundido en Pyongyang y publicado luego por la prensa nacional instó a todos los norcoreanos a ser “escudos humanos” en la defensa “hasta la muerte” de Kim Yong Un, nombrado “El Gran Sucesor”.