Menos de un día después de que el vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence dijera en Corea del Sur que "la era de la paciencia estratégica con Corea del Norte había terminado", la Casa Blanca sugirió que todavía le queda un poco más de paciencia.
"Creo que vamos a continuar trabajando con China en especial para ayudar a buscar una manera de progresar", dijo el lunes el vocero presidencial Sean Spicer en la conferencia de prensa diaria en la mansión ejecutiva.
El portavoz de Trump explicó que "la era de la paciencia estratégica" era una política del anterior gobierno de Barack Obama, caracterizada por una actitud de "básicamente esperar para ver qué sucede", la cual no es prudente para Estados Unidos.
Pero, agregó Spicer, como resultado de las recientes conversaciones entre el presidente Trump y su homólogo chino Xi Jinping, el gobierno actual está dando tiempo a Beijing para que use su influencia política y económica con Pyongyang.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, visitó el lunes la tensa franja desmilitarizada que separa a Corea del Norte de Corea del Sur y, a pocos metros de sus rivales, advirtió a Pyongyang que no ponga a prueba a Washington y Seúl con sus ambiciones nucleares.
Haciendo referencia al cuarto de siglo transcurrido desde la primera vez que Washington se enfrentó a Corea del Norte por sus intentos de fabricar armas nucleares, Pence dijo que "la era de la paciencia estratégica se acabó".
"El presidente Trump ha dejado claro que la paciencia de Estados Unidos y nuestros aliados en esta región se ha agotado y queremos ver cambios. Queremos ver que Corea del Norte abandone su imprudente avance en el desarrollo de armas nucleares. El uso continuo y las pruebas de misiles balísticos son inaceptables", dijo el vicepresidente.
Por su parte, el vice-embajador de Corea del Norte ante Naciones Unidas respondió desde Nueva York diciendo que su país "está listo para reaccionar a cualquier tipo de guerra deseada por EE.UU.".
Más tarde el lunes, Pence dijo en un comunicado conjunto con el presidente interino de Corea del Sur, Hwang Kyo-ahn, que el compromiso de Washington con su aliado es "férreo e inmutable". Reiteró que "todas las opciones están sobre la mesa" para abordar la amenaza y apuntó que el uso de cualquier arma nuclear por parte de Pyongyang recibirá "una abrumadora y efectiva respuesta".
Cara a Cara
La Zona Desmilitarizada es una franja de territorio minado de cuatro kilómetros de ancho, con barreras de alambre de púas, que se extiende través de la península coreana y es resguardada por soldados en ambos lados de la frontera.
La visita no anunciada de Pence al inicio de su gira de 10 días por Asia, fue una demostración de fuerza de Estados Unidos que permitió al vicepresidente observar a los soldados norcoreanos desde lejos y mirar directamente al otro lado de la frontera.
Mientras Pence, vestido con una chaqueta cazadora bomber de color marrón era informado cerca de la línea de demarcación militar, dos soldados norcoreanos lo observaban en la distancia y uno de ellos tomó fotos del visitante estadounidense.
El vicepresidente dijo a los reporteros que lo acompañaron que el presidente Donald Trump espera que China emplee los "extraordinarios" mecanismos de presión a su alcance para hacer que el Norte abandone su programa armamentista, un día después del lanzamiento fallido de un misil norcoreano. Pero al mismo tiempo, Pence expresó su impaciencia ante la poca disposición de Pyongyang para deshacerse de sus armas nucleares y misiles balísticos.
Además de visitar las instalaciones militares próximas a la Zona de Desmilitarización, Pence se reunió con soldados estadounidenses desplazados en la zona.
Estados Unidos, sus aliados y China están debatiendo una serie de respuestas posibles tras el último ensayo fallido de un misil balístico por parte de Corea del Norte, dijo el domingo el asesor de Seguridad Nacional del presidente Trump, indicando que hay un consenso internacional para actuar.
El asesor de Seguridad Nacional H.R. McMaster indicó que Trump no está considerando una acción militar por ahora, incluso en momentos en que un portaaviones estadounidense se dirige a la región.