Cinco días han pasado desde que la enfermera estadounidense Alix Dorsainvil y su hija fueran secuestradas en Haití.
El Departamento de Estado de EEUU aún no ha identificado a los secuestradores ni tampoco ha dicho si han pedido rescate.
El presidente Joe Biden está al tanto de la situación.
John Kirby, del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, en una llamada telefónica dijo este martes: “Queremos verla de vuelta en casa con su familia, donde pertenece. Pero, de nuevo, creo que lo más prudente para nosotros es probablemente no hablar públicamente sobre esos esfuerzos con gran detalle, ya que la situación sigue siendo precaria".
Ambas fueron secuestradas por hombres armados en los terrenos de la clínica de salud administrada por el ministerio cristiano donde trabajaba Dorsainvil como enfermera cerca de la capital de Haití, Puerto Príncipe.
Dorsainvil, de New Hampshire, es la esposa del director y fundador de El Roi, una organización religiosa humanitaria, y en este video promocional habla de su trabajo.
“Los niños de la escuela obtendrán el permiso de sus maestros y los enviarán y vendrán a la oficina de la enfermera y los revisaré".
Decenas de personas se reunieron en Haití este lunes para protestar por el secuestro de las estadounidenses y pidiendo su liberación porque, según los manifestantes, Dorsainvil había contribuido en la comunidad.
La protesta demostró el alcance de la desesperación en un país que anhela la paz después de años de violencia pandillera.
Ernest, un manifestante, dijo: "Liberen a nuestra madre, la madre de la población. Ella nos construyó una escuela gratuita, un hospital gratuito para nosotros. Ella es una buena samaritana. A los secuestradores les decimos, el dinero que piden no lo tiene. Los samaritanos no tienen dinero."
Dorsainvil y su hija desaparecieron el mismo día que el Departamento de Estado emitió un “aviso de no viajar” para Haití y ordenó al personal que no sea de emergencia que se vaya en medio de crecientes preocupaciones de seguridad debido al control casi total de la isla por parte de las pandillas.
También aconsejó a todos los ciudadanos estadounidenses en Haití que se fueran “lo antes posible” debido a los elevados riesgos de “secuestro, delincuencia, disturbios civiles y mala infraestructura de atención médica”.