Yemen se convierte en el nuevo blanco de protestas de jóvenes estudiantes que salen a las calles para manifestar en contra del gobierno y pedir, en este caso, la destitución del presidente Ali Abdullah Saleh.
Tras el éxito de las manifestaciones de los pasados días en Túnez, y la dimisión del presidente Ben Ali, así como las manifestaciones en Egipto, decenas de miles de yemeníes se lanzaron a las calles para imitar a sus vecinos árabes.
En el caso de Yemen, Abdullah Saleh se ha mantenido en el poder durante cerca de 32 años, dejando a su paso un país empobrecido, con altos niveles de corrupción y una escalada de violencia tras la penetración de al-Qaeda en la Península Arábiga dentro de sus fronteras.
Además, el gobierno enfrenta serios problemas internos: una rebelión en el norte y un moviemiento secesionista en el sur.
"No toleraremos nada menos que la salida del presidente", aseguró el parlamentario independiente yemení Ahmed Hashid.
Los líderes de la oposición instaron a que se realicen nuevas manifestaciones y advierten que "sólo nos contentaremos cuando oigamos del presidente las palabras: Yo les entiendo", destacó Hashid, invocando al discurso del presidente tunecino Zine El Abidine Ben Ali antes de huir del país.
Saleh trató de aplacar las crecientes tensiones desmintiendo las acusaciones de que trata de establecer a su hijo como su sucesor y aumentar los sueldos a los militares.