Hasta esta semana, la médica cubana Anisley De Argüelles atendía cada mañana a sus pacientes en una comunidad empobrecida de Rio Grande do Sul, en la frontera brasileño-argentina. El viernes, con su bata blanca y flores en las manos, se aprestaba a retornar a su casa en la provincia de Villa Clara, en el centro de Cuba.
De Argüelles, de 33 años, es una de los 211 colaboradores de la salud que llegaron en el primer vuelo de un puente aéreo que evacuará en los próximos días a 8.300 especialistas isleños, retirados de Brasil luego de que La Habana rompiera un acuerdo de cooperación con la nación sudamericana en reacción a las críticas del presidente elector Jair Bolsonaro. Se espera que unos 40 vuelos traigan a los médicos cubanos de regreso.
“Es difícil, estoy regresando a casa y a mi tierra, pero el corazón está oprimido porque ya tenía un vínculo con esas personas, la población (brasileña) aprecia mucho a los médicos” cubanos, dijo a The Associated Press De Argüelles, quien al mismo tiempo espera ver pronto a sus padres y reincorporarse al servicio de terapia intensiva en el cual laboraba antes de irse. “Estábamos realizando una tarea muy bonita que lamentablemente va a quedar inconclusa”.
Los médicos fueron recibidos en el aeropuerto por el presidente cubano Miguel Díaz-Canel y varios de sus funcionarios, como el canciller Bruno Rodríguez y el ministro de Salud, José Ángel Portal. Muchos se abrazaron emocionados y cantaron el himno nacional.
Cuba anunció la semana pasada que cancelaba su participación en el programa Más Médicos, iniciado en 2013 mediante un acuerdo con Brasilia, para llevar atención a lugares remotos adonde otros galenos no querían ir.
“La respuesta que hemos dado (a los comentarios de Bolsonaro) es una respuesta digna, es una respuesta valiente que enaltece los principios de la revolución cubana”, expresó Díaz-Canel a los médicos. “Era imposible que un gobierno con una enorme soberbia neoliberal pudiera entender que gente de pueblo, como ustedes, van a un país a ofrecer servicios de salud, a ser médicos del alma”.
Según datos del Ministerio de Salud brasileño, cerca de 113 millones de pacientes distribuidos en más de 3.000 municipios en zonas de bajos recursos, inhóspitas o carentes de profesionales de la salud recibieron atención gracias al programa.
De Argüelles aseguró que lo peor de su intempestivo regreso fue que tras dos años de trabajar con la comunidad, el próximo y último de su misión hubiera sido el de mejores resultados en los indicadores de salud entre los niños, los ancianos y las mujeres.
“Los médicos cubanos siempre hemos estado del lado del deber, aún en las circunstancias más complejas. Crisis políticas, golpes de Estado, invasiones militares, terremotos, huracanes, en epidemias temibles como el ébola y en los lugares más agrestes del planeta”, dijo el ministro Portal al darles la bienvenida.
Bolsonaro, un exmilitar de ultraderecha conocido por sus comentarios racistas, puso en tela de juicio la capacidad de los médicos cubanos, los acusó de realizar un trabajo esclavo y aseguró que buscaría renegociar con La Habana el programa imponiéndole condiciones a los pagos del servicio. Posteriormente ofreció asilo a los galenos que quisieran quedarse en Brasil.
“Nunca hubo una queja de un médico cubano”, dijo con tono indignado Aliuska Rodríguez, una galena de 32 años de la provincia de Camagüey que se desempeñó por dos años en una comunidad de Minas Gerais, entre las más empobrecidas de Brasil. “Y no me considero una esclava... nosotros firmamos un contrato antes de ir”.
La salida de los médicos también será un golpe para la economía cubana pues la venta de servicios especializados conforma uno de los principales ingresos de divisas junto con el turismo, las remesas y la industria del níquel.
El programa de cooperación fue coordinado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Cuba cobraba 3.100 dólares mensuales por los galenos y se quedaba con un porcentaje al tiempo que mantenía las plazas de ellos en la isla y les pagaba sus sueldos aquí.
La OPS consideró al programa un ejemplo de cooperación por los beneficios en la atención primaria en localidades pobres que no habían visto jamás a un médico.
“Ustedes no fueron defendiendo un programa personal, ustedes fueron defendiendo un programa de todos, una vocación humanista, una formación revolucionaria, algo que no se paga con el dinero que existe en el mundo”, sostuvo Díaz-Canel.
Cuba tiene presencia de especialistas en 67 países y desarrolló misiones en 164 naciones, buena parte de las cuales fueron financiadas por la propia isla como ayuda solidaria a países del tercer mundo o en crisis.
Además en las últimas décadas se formaron en Cuba, mediante programas de becas, 35.000 profesionales de la salud de 138 países.