El Congreso de Colombia aprobó esta semana -en cuarto y último debate- un proyecto de ley que incentiva la donación de comida a los bancos de alimentos con el objetivo de disminuir el hambre y la inseguridad alimentaria en el país.
En Colombia, cerca de 13 millones de personas padecen inseguridad alimentaria, según cifras del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP, por sus siglas en inglés), que señala que muchos hogares se ven forzados a recurrir a estrategias de “supervivencia” como recurrir a los ahorros, comprar a crédito o vender bienes para poner comida en la mesa.
La nueva ley contempla beneficios tributarios hasta del 37 % en los impuestos para aquellas empresas y almacenes minoristas que donen sus alimentos a la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco), que lleva programas de alimentación a las comunidades vulnerables que están comiendo menos de tres comidas al día.
De acuerdo con cifras de Abaco, tan solo en el 2023 se salvaron 34.000 toneladas de comida, de los 9,7 millones de toneladas de alimentos que se pierden al año en el país y que pudieron alimentar a más de un millón de colombianos en condición de vulnerabilidad.
Con esta reciente ley, a la que le resta la conciliación entre las dos cámaras del legislativo y la sanción presidencial, señala a la Voz de América la congresista y autora del proyecto Saray Robayo, se van a adelantar acciones para que millones de personas tengan condiciones de alimentación mínimas.
“Me alegra que el Ministerio de Hacienda y la DIAN se hayan unido a esta bella causa, con su aval positivo. Como lo indica, el Ministerio de Hacienda, no tendremos un impacto significativo en las finanzas de la nación, y, en cambio, podremos aportar cerca de 7,3 billones (de pesos colombianos, unos 1.840 millones de dólares) anuales, en promedio de beneficio social”, dijo Robayo a la VOA.
En este sentido, este nuevo proyecto tiene el propósito de entregar alimentos saludables a lo largo y ancho del país a unos 12 millones de personas como Octavio Taborda y Nancy Jiménez, que reciben a través de los programas de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia.
“Soy un tipo que vive solo, debajo de un puente porque no tengo dónde vivir y la vida mía es comer aquí, y el día sábado y domingo tomar tinto. Ya el sábado y el domingo me toca aguantar hambre”, dijo Octavio. Por su parte, Nancy señaló que a través de estos programas “ha podido suplir la alimentación que no puede tener en la casa”.
Con el desperdicio de alimentos en Colombia “podríamos darle de comer a toda la población de Panamá, a toda la población de Uruguay, entonces casi que con la comida que botamos podemos acabar el hambre en el país”, dice Juan Carlos Buitrago, director de Abaco.
En ese sentido, concluye Buitrago que si hoy “en Colombia el productor de alimentos que decide botar los alimentos paga menos impuestos que el productor que decide donar”, por tanto, “pretendemos lograr con este proyecto que los que donen los alimentos paguen menos impuestos que el que termina botándolos”.
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