México se comprometió el domingo a reforzar la seguridad cerca de su frontera con Estados Unidos y las autoridades locales informaron del arresto de 39 migrantes después de que una marcha pacífica desencadenó un caos luego de que agentes estadounidenses lanzaron gases lacrimógenos a México para intentar detener a los migrantes que cruzaron la frontera.
La Secretaría de Gobernación informó el domingo que deportará de inmediato a quienes intentaron ingresar “violentamente” a Estados Unidos desde Tijuana. En tanto, el gobierno municipal de Tijuana dijo que más de tres docenas de migrantes fueron arrestados por perturbar la paz y otros cargos derivados de la marcha y los sucesos posteriores.
La crisis se presenta a pocos días del inicio del mandato presidencial de Andrés Manuel López Obrador y plantea una serie de retos para el nuevo gobierno, incluyendo la relación que tendrá con el gobierno del presidente Donald Trump.
En esta entrevista de la Voz de América con el analista político mexicano Israel Navarro se evalúa el momento político y la respuesta de un gobierno cuyo discurso estuvo basado en la defensa de los pobres y desprotegidos.
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La gran mayoría de los más de 5.000 migrantes centroamericanos que acamparon durante más de una semana en un complejo deportivo de Tijuana volvieron al albergue improvisado para formarse para recibir alimentos y recuperarse de una tarde perturbadora.
Domingo agitado en la frontera
Las autoridades estadounidenses reabrieron el paso fronterizo de San Ysidro, en la frontera con México, después de un agitado día en el que hubo protestas, se lanzaron gases lacrimógenos y se deportó a varias personas que cruzaron de manera irregular la frontera.
La Agencia de Control Fronterizo y Aduanas (CBP por sus siglas en ingles) informó el domingo a través de Twitter que el tráfico peatonal y vehicular en el puerto de entrada había sido reabierto después de permanecer cerrado durante varias horas en la tarde del domingo.
Cientos de migrantes, incluyendo mujeres y niños, convocaron una protesta pacífica en el lado mexicano de la frontera cuando las autoridades mexicanas les ordenaron parar a la espera de un permiso para la manifestación, según informó Reuters.
Mientras pasaban las horas y al darse cuenta de que no les iban a conceder permiso, los manifestantes empezaron a expresar frustración.
Un grupo pequeño de ellos se desligó de la marcha y se dirigió cerca al canal entre Tijuana y San Diego que lleva a la valla fronteriza
La policía Mexicana les había impedido caminar sobre el puente que los lleva al puerto de entrada mexicana, pero los migrantes pasaron presionando a los agentes y atravesaron el río Tijuana por debajo del puente.
Más policías, cargando escudos de plástico anti motines estaban al otro lado, pero los migrantes consiguieron caminar a través del río a un área donde solo un dique de tierra y una valla de concertina los separaba de los agentes fronterizos estadounidenses. Algunos vieron la oportunidad de incumplir el paso.
Allí se encontraron con botes de gas lacrimógeno que, según informaron Reuters y The Associated Press, fueron disparados por agentes de la Agencia de Protección Fronteriza y Aduana de EE.UU (CBP, por sus siglas en inglés). Entre las personas que recibieron el gas había mujeres jóvenes y niños.
"Corrimos, pero cuando corres el gas te asfixia más", dijo a AP Ana Zuñiga, una migrante hondureña de 23 años que cargaba a su hija Valery de tres años.
Algunos de ellos abrieron un hueco en la valla de concertina e intentaron cruzar hacia el lado estadounidense.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen dijo en un comunicado que la CBP se había visto obligada a usar la fuerza para cerrar el cruce de San Ysidro y asegurar "la seguridad pública" en respuesta a un "gran número de migrantes que buscaban entrar a EE.UU. ilegalmente".
"Después de que se les impidiera entrar al puerto de entrada, algunos de estos migrantes intentaron romper" la valla de seguridad y buscaron "herir al personal de la CBP tirándoles piedras".
Esta información fue corroborada por la CBP, la cual dijo en un comunicado que "varios migrantes intentaron entrar ilegalmente a EE.UU" pero fueron "detenidos y enviados de vuelta a México".
La agencia también confirmó el uso de gas lacrimógeno. En un tuit, la CBP dijo que los agentes dispararon el gas para dispersar a un grupo de migrantes que había "lanzado proyectiles" contra ellos.
“El DHS no tolerará este tipo de desorden y no titubeará en cerrar los puertos de ingreso por razones de seguridad pública”, afirmó Nielsen.
Por su parte, el gobierno de México dijo en un comunicado que contuvo a casi "500 migrantes" que, de "manera violenta intentaron cruzar la frontera de México con Estados Unidos" y que estos serán deportados.
Desde el 19 de octubre de al 24 de noviembre, México ha deportado a 11,000 centroamericanos que se encontraban de manera irregular en México. De ellos, 1,906 pertenecían a las caravanas de migrantes, de acuerdo con datos del gobierno.
La Agencia de Protección Fronteriza y Aduana (CBP) informó a las primera horas de la tarde que se suspendería el paso del cruce fronterizo de San Ysidro.
El alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastelum, respondió a la situación del domingo diciendo que no permitiría que la relación bilateral entre México y EE.UU. se vea "fracturada por el mal hacer de la caravana migrante".
El viernes Gastelum declaró una crisis humanitaria en la ciudad y pidió apoyo a Naciones Unidas para ocuparse de los aproximadamente 5.000 migrantes centroamericanos que se encuentran allí.
En su cuenta de Twitter, la CBP dijo el domingo que tanto los carriles de entrada vehículos de EE.UU. como de salida quedaban suspendidos, al igual que el paso de peatones.
Además del cierre, la CBP había desplazado personal adicional al puerto de entrada para responder a varias manifestaciones que se habían planificado a ambos lados de la frontera, según anunció la agencia en un comunicado.
En el comunicado, la agencia informó que mientras las manifestaciones fueran "pacíficas" no habría necesidad de suspender "las operaciones normales en el puerto de entrada".
San Ysidro es el puerto de entrada terrestre más concurrido en el país: más de 40,000 carros hacen el viaje entre Tijuana y San Diego cada día, de acuerdo con el departamento de Seguridad Nacional.
La situación en Tijuana se ha vuelto crítica en los últimos días con la llegada de un grupo de 100 personas que forman parte de la caravana de migrantes centroamericanos a finales de la semana pasada.
El presidente Donald Trump amenazó con cerrar la frontera entre México y Estados Unidos durante un periodo no especificado si su gobierno determina que su vecino del sur ha perdido el “control” de su lado.
Colaboración con la entrevista de Gioconda Tapia Reynolds