Mientras el mundo se paralizaba por cuenta de la pandemia, en Cali, Valle del Cauca, Lorena Valencia, una científica colombiana, le daba forma de robot a una idea que parecía solo de filmes de ciencia ficción: crear un dispositivo de desinfección para dejar los espacios 99,9 % libres de hongos, bacterias y virus, incluido el COVID-19.
En el laboratorio del centro tecnológico que hoy dirige Valencia -cuenta- pasó varios meses del confinamiento junto a su equipo para adelantar todas las pruebas posibles y hacer realidad la invención que ayudaría inicialmente a clínicas, centros de salud, hoteles y entidades de gobierno de Colombia y otros países a desinfectar sus instalaciones, reducir el contagio de su personal e incluso a bajar los índices de deserción laboral producto del miedo que desató la crisis sanitaria.
“Estoy convencida de que Colombia, un país clasificado como tercermundista, puede tener soberanía tecnológica sin necesidad de depender de otros países para que su industria pueda levantarse de la postración y reactivarse gracias a la ciencia, la tecnología y la innovación”, sostiene la científica en entrevista con la Voz de América.
Y ese parece ser el caso del DID, sigla que significa Dispositivo de Desinfección, que es el nombre de este invento desarrollado por su laboratorio, Octopus Force, que funciona con la luz ultravioleta UV-C de última generación para limpiar los objetos y espacios de los gérmenes transportados de un lado a otro debido al alto tráfico de personas que, en razón de sus trabajos, nunca pudieron laborar en forma remota.
Fue diseñado como una alternativa eficaz para disminuir los índices de contagio mucho antes de que las vacunas ayudaran a contrarrestar los efectos devastadores que dejó el virus. Según asegura Valencia, su éxito fue tal que incluso el gobierno de Estados Unidos le propuso abrir una sede del laboratorio en ese país para fabricarlos masivamente.
Impacto en Colombia
Además de su contribución al campo de la ciencia en temas sanitarios, esta inventora reconoce la satisfacción que le genera ser testigo de los impactos positivos en la cadena productiva de estos desarrollos salidos de Colombia para el continente y el resto del mundo. Esto significa que los proveedores de los equipos también son de Colombia y así la dependencia de otros países para importar servicios de mantenimiento y repuestos es mínima.
Según la científica, estas dinámicas lo que hacen "es incentivar el desarrollo tecnológico".
"El señor que me provee de las ruedas, de las luces, los chips que implantamos, incluso el forro, lo provee gente (...) madres cabezas de hogar. Es una cadena productiva alrededor del desarrollo tecnológico", señala.
Otro de sus proyectos más innovadores es un cultivador hidropónico robotizado que planta más de 250 semillas en un área de 50 x 70 cm y produce alimentos con el 60 % menos del costo de la agricultura convencional, sin químicos, sin pesticidas y sin desperdicio de agua.
PlanToGo es un sistema creado para cultivar de manera inteligente plantas de tipo arbustivo como lechuga, tomate cherry, espinaca, aromáticas y varios tipos de frutas como fresas, uvas, moras o limones.
La ventaja de este invento reside en su capacidad de controlar desde el clima la humedad y el riego hasta los nutrientes que facilitan de forma limpia la germinación y maduración de cada especie.
Con un trabajo paciente y disciplinado, la científica y su equipo siembran otras semillas: la esperanza de transformar la agricultura mundial, reducir el hambre y ayudar a proteger el planeta mediante un eficiente ahorro de recursos.
Es así como Valencia y su centro de desarrollo tecnológico han sido reconocidos a nivel nacional por parte de las autoridades colombianas, lo que le permite entrar en contacto con centros de investigaciones de otros países para hacer posible una expansión e intercambio de conocimientos.
Desde muy pequeña, Valencia mostró curiosidad por la ciencia y fue su padre quien le cultivó esos deseos de escoger una profesión de las llamadas STEM, que en Colombia registra una relación de apenas tres mujeres por cada siete hombres graduados en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería o las matemáticas, según datos de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico.
Cuatro patentes y más de 150 inventos son fruto de más de 20 años de estudios e investigaciones adelantadas por su equipo, integrado por cerca de 180 científicos de múltiples disciplinas.
Entre estas invenciones también figuran el primer simulador de vuelo en Colombia, los interiores del primer vehículo eléctrico colombiano fabricados desde cero y un biorreactor agrícola que ayuda al cuidado del medioambiente para aprovechar los desperdicios orgánicos en los hogares.
Con talento e ingenio 100% colombiano, Valencia sigue trabajando con su equipo en nuevas ideas como la creación de tapetes inteligentes, motos eléctricas y un robot para desinfectar aviones, todo con el propósito de demostrar que la ciencia puede germinar en cualquier lugar con tal de facilitar las condiciones de la vida humana en este planeta.
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