A tan solo dos meses de finalizar el año 2020, los nicaragüenses desconocen cuánto ha aumentado el costo de la canasta básica y cuál es el salario real promedio, ya que el Banco Central de Nicaragua no ha presentado su informe anual que estaba previsto para el 31 de marzo de este año y ambos indicadores económicos se quedaron congelados en 2019.
Un economista de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social explicó a la Voz de América que el silencio de la institución estatal genera desconfianza entre la población, el sector privado y los inversionistas, especialmente luego de tres años de recesión económica, incremento de la pobreza, y una reforma fiscal y a la seguridad social, cuyo impacto real aún se desconoce.
“Los hogares sí han sentido el efecto, se haya publicado o no la estadística. Los tomadores de decisiones y los organismos que realizan estudios utilizan esa información para saber en cuanto se ha deteriorado el nivel de vida de las personas”, dijo el especialista.
Añadió que, “la gente está teniendo dificultades para conseguir sus alimentos. Te estoy hablando de seis de cada 10 nicaragüenses que al menos un día en los últimos tres meses tuvieron dificultades para conseguir sus alimentos¨.
Según la última actualización del Banco Central registrada hasta febrero de 2019, el salario real promedio de los trabajadores inscritos en el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social era de 4.767 córdobas, menos de 150 dólares, mientras hasta julio de 2019 se requerían 14.159 córdobas, unos 400 dólares, para adquirir los 53 productos de la canasta básica.
Al mismo tiempo, el salario promedio del gobierno central en 2019 era de 11.764 córdobas mensuales, un poco más de 300 dólares. Es decir, solamente se podía comprar el 78 por ciento de una canasta básica.
Según los expertos, esta brecha se ha ampliado aún más en los últimos dos años producto de la crisis social, la recesión económica, y el impacto de la pandemia de COVID-19.
El sociólogo Cirilo Otero dijo que “el impacto es que la gente deja de alimentarse; si antes comían tres veces ahora tienen que comer dos y en el peor de los casos tienen que comer una vez al día”.
En tanto, el sociólogo y economista Oscar Rene Vargas criticó que el Banco Central de Nicaragua habla del salario promedio de los empleos formales en el gobierno y de los beneficiaros del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social y no dice nada de los trabajadores informales que, en el mejor de los casos, tienen un ingreso que oscila entre el 50% y el 25% del salario del trabajador formal.
Tampoco habla de los jóvenes que nunca han entrado en el mercado del trabajo.
Según Vargas, alrededor del 80% del total de hogares han experimentado alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias por falta de dinero o recursos en los últimos tres años.
“En conclusión, podemos asegurar que tanto los trabajadores informales como la gran mayoría de los asalariados formales no perciben los ingresos suficientes para adquirir una canasta básica completa; por lo tanto, podemos observar la importancia de las remesas familiares para completar los ingresos de los hogares y evitar estar por debajo de la línea de pobreza”, señaló Vargas.
Entre enero y agosto de 2020, Nicaragua recibió 1.186 millones de dólares en remesas familiares, 59,8% desde Estados Unidos, la principal fuente de remesas del país.
De los 53 productos de la canasta básica en Nicaragua, 23 son alimentos que están sujetos a la presión inflacionaria de la reforma tributaria, que provocó que los nicaragüenses tuvieran que comprar productos de consumo más caros con los mismos salarios.