La violencia y la inseguridad ciudadana aumentaron en Nicaragua en 2020, debido a la “política de represión” que impuso el gobierno del presidente Daniel Ortega desde abril de 2018 y podría empeorar, dice un estudio del grupo multidisciplinario Monitoreo Azul y Blanco.
El informe, titulado “2020: Violencia e inseguridad de Nicaragua”, refleja que la cantidad de asesinatos pasó de 141 en 2019 a 262 en 2020, y que el panorama podría recrudecer durante el 2021 debido al contexto de elecciones generales, que se celebrarán en noviembre.
La investigadora y especialista en seguridad ciudadana Elvira Cuadra apunta que la violencia letal se incrementó en un 87,2% durante el año pasado para convertirse en una tendencia sostenida en el país.
“Esta política de represión se ha convertido en el principal dinamizador de otras formas de violencia que están vinculadas con la delincuencia común y el crimen organizado”, dijo Cuadra.
“Esto quiere decir que esta política de represión gubernamental incentiva a que ocurran otras formas de violencia y eso explica por qué en 2020 los asesinatos se han incrementado y además se han extendido a los centros urbanos”, explicó.
Cuadra reconoció que la Policía Nacional informa una tasa de homicidios baja, de 8 por cada 100.000 habitantes, pero señaló que, al igual que otros datos del gobierno de Nicaragua, causa dudas entre los especialistas.
El escenario de inseguridad está relacionado directamente con la crisis sociopolítica, la crisis económica y los efectos de la pandemia del COVID-19.
Además otros factores que promueven la violencia, según el estudio, son la existencia de grupos de civiles armados afines al presidente Ortega, el discurso de odio que alienta a la policía y a los paramilitares, y el indulto a miles de reos comunes.
La socióloga María Teresa Blandón coincide en que la violencia podría incrementarse durante el periodo electoral.
“Porque hay un ambiente sumamente polarizado que se va a exacerbar en tiempos electorales. Pero también, porque el propio régimen está fomentando la violencia y lo está haciendo no solo porque está mandando a policías y paramilitares a hostigar y a amenazar a los opositores sino por los discursos de odio que cada día promueven los altos dirigentes del frente sandinista están destinados a eso”, señaló.
Mientras tanto, el gobierno mantiene su postura de que el país superó un “fallido golpe de estado”, una situación que “nunca más” volverán a permitir.
En su alocución diaria, transmitida por los medios oficialistas, la vicepresidenta Rosario Murillo criticó a los opositores, advirtiendo que “pagarán por todo el daño que han causado al país”.
Murillo trató nuevamente de responsabilizar a la oposición de los crímenes cometidos contra manifestantes y los acusó de cometer crímenes de odio.
“Sentimientos tóxicos en un número reducido y gracias a Dios cada vez más reducido, sentimientos tóxicos, pronósticos terribles, ¿por qué hay agoreros de la desgracia? Disfrutan manipulando para pronosticar desgracia, pero ya nadie les cree, que ni se agoten queriendo dibujar, diseñar desgracias”, advirtió la vicepresidenta.
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