Autoridades mexicanas dieron a conocer que han identificado nueve ciudadanos guatemaltecos entre las 19 víctimas calcinadas de una masacre en el norte de México, en la que se presume están involucrados 12 policías.
Los cuerpos fueron encontrados el 23 de enero al interior de una camioneta de carga totalmente quemada, en una apartada zona entre los estados Tamaulipas y Nuevo León, muy cerca de la frontera con Estados Unidos. La matanza ha provocado una renovada consternación en México por los peligros que enfrentan los migrantes, muchos de los cuales provienen de Guatemala, Honduras y El Salvador, en su ruta hacia Estados Unidos.
Según la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas hasta ahora han sido identificadas 16 víctimas de la matanza, dos de nacionalidad mexicana y 14 procedentes de Guatemala, hasta el domingo continuaban tratando de identificar los restos carbonizados de las tres restantes.
Tamaulipas ha sido por muchos años una de las rutas principales para el tráfico de migrantes hacia Estados Unidos, un lucrativo negocio disputado por bandas del crimen organizado.
Como parte de las pesquisas 12 policías han sido arrestados y ocho funcionarios de migración fueron cesados. La Iglesia católica y organismos de derechos humanos mostraron su indignación por el caso con el gobierno de México, que ha dicho que no quedará impune.
Migración segura
Recientemente el gobierno de Estados Unidos anunció que está trabajando en la creación de un plan migratorio justo, seguro y humano que proteja a los migrantes de situaciones similares a la ocurrida en México.
Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, publicó en su cuenta de Twitter que los primeros pasos para el objetivo se están dando a medida que se vayan suspendiendo “los Acuerdos de Cooperación de Asilo con los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras”, lo que despejará el camino para tomar pasos concretos hacia una mayor “asociación y colaboración”, advirtió el funcionario estadounidense.