El presidente Donald Trump recibió por primera vez en la Casa Blanca, este viernes, a los principales actores del mundo de las criptomonedas, como Bitcoin y Gemini, en una reunión en la que buscó escuchar sus opiniones sobre el desarrollo de este sector.
Fue un impulso político significativo para una industria que ha luchado por ganar legitimidad, mientras la administración Trump busca aumentar su influencia en ella y facilitar su crecimiento.
El jueves, el mandatario ordenó la creación de una reserva federal de 17 mil millones de dólares de la criptomoneda Bitcoin, utilizando las cantidades que ya Estados Unidos tiene, con la posibilidad de comprar más en el futuro.
Además, se contempla la creación de un almacenamiento para otras criptomonedas.
Donald Trump dijo:
“Los Departamentos del Tesoro y de Comercio también explorarán nuevas vías para acumular tenencias adicionales de Bitcoin para la reserva, siempre que se haga sin costo para los contribuyentes. No queremos ningún costo para los contribuyentes.”
El "zar de las criptomonedas" de la Casa Blanca, el inversor de Silicon Valley David Sacks, habló de cómo Estados Unidos busca, en particular, reducir la volatilidad del mundo de las criptomonedas ofreciendo garantías a los consumidores a través de guías claras y un entorno legal definido.
David Sacks dijo:
“Si hacemos nuestra parte, si les dejamos claras las reglas, creo que las cumplirán, y si siguen rompiéndolas (y me refiero a los malos actores, no a los buenos), entonces serán realmente castigados.”
Sacks dijo que si las administraciones anteriores hubieran conservado sus tenencias digitales durante la última década, valdrían hoy 17 mil millones de dólares.
Los inversores estadounidenses en criptomonedas fueron grandes partidarios de la campaña presidencial de Trump, y aportaron millones de dólares a su victoria con la esperanza de acabar con el profundo escepticismo de la administración Biden hacia las monedas digitales.
Entusiastas ven en las criptomonedas una alternativa a los sistemas bancarios centrales y una protección contra la devaluación de las monedas y la inestabilidad política. Para los detractores, estos activos funcionan principalmente como inversiones especulativas con una utilidad cuestionable en el mundo real, donde hay demasiada volatilidad.
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