La presencia de camellos en Los Cabos, en México, sorprende y entusiasma a quienes visitan la paradisíaca playa, convertida en inusual refugio para estos animales.
La llegada de los camellos a Cabo San Lucas
Los camellos llegaron a Cabo San Lucas en 2022 como resultado de cambios en la legislación mexicana.
“Aquí en México sucedió un tema: las autoridades federales prohibieron que los circos tuvieran animales. Ante esta prohibición, muchos dueños de circos no sabían qué hacer con ellos, y varios camellos terminaron en ranchos o en instalaciones protegidas”, explicó a la Voz de América Jaime Alberto Bernal, veterinario del rancho donde viven los cuadrúpedos.
Cuidado y bienestar animal
El cuidado de los camellos en este lugar de la península mexicana sigue un enfoque científico y personalizado. Factores como el tamaño corporal, el estado reproductivo y las necesidades nutricionales de cada ejemplar son analizados minuciosamente.
También se realizan estudios de muestras de heces, de orina y de sangre para monitorear su salud, además de análisis bromatológicos de los alimentos, similares a las dietas personalizadas para humanos.
El 7 de febrero de 2021 nació el primer dromedario surcaliforniano, un albino de 35 kilogramos y 1,10 metros de altura, bautizado como “Choyerito”. Actualmente, el rancho alberga 10 camellos, dos de ellos nacidos en sus instalaciones. La reproducción se planifica cuidadosamente para evitar nacimientos durante la temporada de huracanes, generalmente en verano, permitiendo que las crías se desarrollen en condiciones climáticas favorables.
“La verdad es que es una especie muy noble. Son animales resistentes, pero consideramos aspectos como el tamaño del ejemplar y si es macho o hembra joven”, detalló Bernal.
El verdadero origen de los camellos
Contrario a la creencia popular de que los camellos provienen exclusivamente del Medio Oriente y el norte de África, Bernal explicó que su origen real se encuentra en Norteamérica.
“México, Estados Unidos y Canadá fueron el hogar original de esta especie. Sin embargo, debido a cambios climáticos, los camellos comenzaron a migrar”, explicó el veterinario.
Investigaciones indican que hace miles de años estos animales cruzaron el Estrecho de Bering hacia Asia, donde encontraron condiciones climáticas ideales para su supervivencia. Mientras tanto, las poblaciones que permanecieron en Norteamérica fueron cazadas hasta su extinción.
El papel de los camellos en la industria y el turismo
En condiciones controladas, un camello puede vivir hasta 40 años. En países como los del Medio Oriente y Australia, se crían para la producción de carne, piel y leche. En Dubái, productos como hamburguesas, leche y chocolates elaborados con leche de camello forman parte de una industria en crecimiento.
Sin embargo, su presencia en actividades turísticas en México genera debate sobre el bienestar animal. Representantes del Rancho San Cristóbal aseguran que siguen estrictas medidas para garantizar la salud y el bienestar de los camellos.
“Queremos que los visitantes vean nuestras instalaciones, que conozcan nuestro programa de reproducción y que entiendan que los camellos participan de manera voluntaria. Aplicamos refuerzos positivos para su entrenamiento y les proporcionamos amplios espacios con sombra, agua y comida”, afirmó Alejandro Ramírez Celestino, gerente del rancho.
Cada camello trabaja un máximo de 80 minutos al día en periodos de 20 minutos, y el peso de los turistas se distribuye cuidadosamente según la estructura física del animal. Además, el rancho implementa un programa de enriquecimiento ambiental para estimular mentalmente a los camellos y evitar el estrés.
Mitos sobre los camellos
Uno de los mitos más comunes es que los camellos almacenan agua en sus jorobas. En realidad, estas contienen grasa, que puede convertirse en agua metabólica si es necesario, un proceso similar al de los delfines. A pesar de esta capacidad, los camellos en cautiverio siempre tienen acceso a agua para mantenerse hidratados.
Regulación y costos
Los ranchos que albergan camellos en México son supervisados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la cual cuenta con veterinarios especializados que trabajan para la preservación de la especie.
El precio promedio de un camello puede estar en los 1,300 dólares (22.165 pesos mexicanos), aunque pueden adquirirse por precios que van desde 915 dólares (15.597 pesos) hasta 2,100 dólares (35.797 pesos). A esto se suman los costos de mantenimiento, infraestructura y alimentación. Además, cada camello importado a México debe cumplir con un trámite de importación sujeto a regulaciones.
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