La constructora brasileña Odebrecht usó un sistema secreto de comunicaciones para discutir y arreglar el pago de sobornos.
Una detallada hoja de cálculo indicaba quién recibió qué, todo bajo un sistema de nombres clave. Y para supervisar todo, había un departamento enterocuyo propósito era asegurar que los pagos se hicieran sin contratiempos.
Aunque los acuerdos frecuentemente se cerraban entre cenas y cafés, no había nada al azar en una amplia red de corrupción que los fiscales investigan en Brasil y que involucró sobornos a cientos de políticos a cambio de conseguir contratos estatales, legislación benéfica y otros favores.
La Corte Suprema abrió investigaciones a 100 políticos esta semana con base en testimonios de ejecutivos actuales y pasados de Odebrecht. En sus testimonios describen cómo la corrupción simplemente era parte del negocio.
"Había una regla: o le damos a todos o a ninguno", explicó Emilio Odebrecht, presidente de la junta de la empresa, en referencia a los pagos que hacían a los políticos.
Al parecer, Odebrecht se decantó por la primera opción. Documentos judiciales dados a conocer esta semana y declaraciones de los fiscales ofrecen un vistazo a la forma sumamente organizada como la empresa manejaba millones de dólares en coimas.
La trama era supervisada por la llamada División de Operaciones Estructuradas, el "departamento de sobornos", como le dicen los investigadores. Esta división tenía su propia jerarquía y contadores. También usó el sistema secreto de comunicaciones Drousys para reportar los pagos internos y externos.
Los pagos estaban detallados en hojas de cálculo guardadas en el sistema Drousys, de acuerdo con un testimonio judicial. En dichas hojas contables, los políticos que recibían pagos y los intermediarios que los entregaban eran mencionados con apodos.
Eliseu Padilha, hoy jefe de personal del presidente Michel Temer, era el "primo". El ex alcalde de Río de Janeiro Eduardo Paes era "el pequeño nervioso". Otros eran "decrépito", "Viagra", "pequeño niño en el bosque" y "Drácula".
Un congresista incluso protestó en su página en Facebook cuando su apodo -"totalmente feo"- fue reportado en la prensa local el año pasado.
Los empleados en Odebrecht posiblemente se divertían con los sobrenombres, pero sus revelaciones muestran hasta ahora que se tomaban la corrupción en serio.
Los fiscales investigan el testimonio y están decidiendo si presentan cargos. Los políticos niegan haber actuado mal y muchos han manifestado que lo que recibieron de la constructora fueron contribuciones legítimas de campaña.
Con información de AP.