Al menos diez presos murieron en una nueva rebelión que se desató en una cárcel de Natal, en la región Nordeste de Brasil, según informó el gobierno local.
La penitenciaría de Alcaçuz tiene capacidad para 620 presos pero alberga actualmente a 1.083 personas.
La rebelión comenzó el sábado en la tarde en la Penitenciária Estadual de Alcaçuz, la mayor del estado.
De acuerdo a lo informado por las autoridades, todo comenzó cuando presos de un pabellón, invadieron otra sección del presidio.
La Policía militar no intervino sino hasta las 6 de la mañana de este domingo, luego de trece horas de rebelión.
Según informaciones de la Secretaría de Seguridad Pública, el motín fue controlado una hora después.
Se espera que las autoridades deban entregar la cifra oficial de muertos y heridos, que podría aumentar en la medida que se aseguren las instalaciones.
Los familiares, que esperaban noticias en las afueras de la penitenciaría, aseguran que la cifra de muertos asciende a por lo menos 60.
Antes del ingreso de la Policía Militar, el área exterior del presidio se mantuvo bajo control de las autoridades.
"La intervención es imposible ahora. En este momento, están todos adentro, sueltos y armados. Nuestra misión es evitar que salgan", declaraba el mayor Camilo, de la PM, al diario O Globo.
Luego de controlado el motín, la Fuerza Nacional, bomberos y ambulancias continuaban apostados en la entrada del penal, mientras policías militares procuraban tranquilizar a quienes esperaban noticias.
Imágenes compartidas en Internet y atribuidas al motín muestran presos mutilados y decapitados, pero el Gobierno no ha confirmado su autenticidad. "Por lo que vimos, podemos afirmar que por lo menos tres presos murieron. Pudimos ver las cabezas arrancadas", manifestó ya sin embargo Zemilton Silva, coordinador de Administración Penitenciaria de Río Grande del Norte, el estado en el que se desarrollaron los hechos.