La deforestación de la Amazonia en Brasil aumentó en 2013, luego de cuatro años de disminución consecutiva.
Pero el pasado 23 de septiembre el país latinoamericano declinó unirse a un compromiso de Naciones Unidas para reducir a más de la mitad las pérdidas forestales en el mundo para 2020 y eliminar por completo la deforestación para 2030.
Brasil dice que no fue consultado y que la iniciativa, a la que se han comprometido más de 30 países, va en contra de sus propias leyes.
La meta del acuerdo sería firmar un nuevo tratado internacional para 2015.
Charles McNeill, asesor de política medioambiental del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), dijo a la agencia Associated Press que “se trató de contactar a representantes del gobierno brasileño, pero no hubo una respuesta…No hubo deseo de excluir a Brasil”, señaló.
McNeill agregó que Brasil es el país más importante en el área de deforestación y que cualquier esfuerzo que lo incluya tiene mucha más fuerza e impacto que uno que no lo haga.
“Un acuerdo de deforestación sin Brasil es como un plan para reducir las emisiones de dióxido de carbono, sin Estados Unidos”, dijo a su vez Paul Wapner, profesor de políticas ambientalistas internacionales en la Universidad Americana en Washington.
La ministra de Medio Ambiente de Brasil, Izabella Teixeira, explicó a la AP que su gobierno no firmó el compromiso porque temía que el texto pudiera contravenir las leyes brasileñas que permiten la tala controlada de la Amazonía y otros bosques.
“Es diferente tener deforestación legal que deforestación ilegal”, indicó.
Pese a estas declaraciones, tres estados brasileños (Acre, Amapa y Amazonas) firmaron el compromiso y la presidenta Dilma Rousseff, dijo en la Cumbre de la ONU sobre el Clima en Nueva York que su país apoya un nuevo acuerdo sobre el clima que sea universal, ambicioso y de cumplimiento obligatorio, pero que al mismo tiempo tiene la prioridad de reducir desigualdades y elevar el nivel de vida de su pueblo.
Analistas consideran que Brasil todavía podría unirse al pacto de deforestación en otras cumbres, antes de 2015.