Un alto funcionario de Bielorrusia dijo el domingo que los países occidentales no dejaron otra opción que desplegar armas nucleares tácticas rusas y advirtió que deben tener cuidado de no "cruzar las líneas rojas" en cuestiones estratégicas clave.
Alexander Volfovich, secretario de Estado del Consejo de Seguridad de Bielorrusia, argumentó que fue lógico que las armas se retiraran después del colapso soviético de 1991, ya que Estados Unidos había dado garantías de seguridad y no había impuesto sanciones.
Sin embargo, "hoy se ha derrumbado todo. Todas las promesas hechas se han ido para siempre", dijo Volfovich a un entrevistador de la televisión estatal, citado por la agencia de noticias Belta.
Bielorrusia, dirigida por el presidente Alexander Lukashenko desde 1994, es el aliado más fiel de Rusia entre las antiguas repúblicas soviéticas y permitió que su territorio se usara para lanzar la invasión del Kremlin a Ucrania en febrero de 2022.
Rusia avanzó la semana pasada con la decisión de desplegar armas nucleares tácticas en territorio bielorruso con el objetivo de lograr ganancias específicas en el campo de batalla.
Rusia dice que su "operación militar especial" en Ucrania tiene como objetivo contrarrestar lo que dice es un impulso del "occidente colectivo" para librar una guerra de poder e infligir una derrota a Moscú.
“El despliegue de armas nucleares tácticas en el territorio de Bielorrusia es, por lo tanto, uno de los pasos de la disuasión estratégica. Si queda alguna razón en la cabeza de los políticos occidentales, por supuesto, no cruzarán esta línea roja”, dijo Volfovich.
Lukashenko dijo la semana pasada que las armas ya estaban en movimiento, pero aún no está claro cuándo estarán en su lugar.
Estados Unidos ha denunciado el posible despliegue de armas nucleares en Bielorrusia, pero dice que su postura sobre el uso de tales armas no ha cambiado.
Las sanciones occidentales se impusieron a Bielorrusia mucho antes de la invasión de Rusia a Ucrania y han estado relacionadas con la represión de los derechos humanos por parte de Lukashenko, en particular a las protestas masivas contra lo que sus opositores dijeron que fue su reelección manipulada en 2020.
Después de independizarse de la Unión Soviética, Bielorrusia, Ucrania y Kazajistán acordaron retirar sus armas nucleares y devolverlas a Rusia como parte de los esfuerzos internacionales para contener la proliferación.
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