En Shura, una base de las Fuerzas de Defensa de Israel, se instaló un centro forense móvil que ha recibido ya más de mil cuerpos: algunos fragmentados; otros, calcinados; pero todos producto del ataque de Hamás del pasado 7 de octubre.
Se encuentran en bolsas de plástico para que puedan ser identificados en el lugar que, Gilad Beat, jefe del directorio de asesoramiento jurídico de la Unidad de Inteligencia e Investigaciones de la Policía, llama “la puerta del infierno”.
En la base, ubicada cerca de Tel Aviv, un equipo de médicos forenses, dentistas e investigadores policiales ha logrado identificar 784 cuerpos a partir de pruebas de ADN, registros dentales o fotografías aportadas por sus familiares.
El trabajo es largo y difícil. Un implante dental o una uña pueden ser determinantes para identificar a alguna víctima.
Hasta el momento, 668 cuerpos han sido entregados a sus familiares para ser enterrados. Unos 200, que esperan ser identificados, aún permanecen en contenedores refrigerados en este improvisado centro de investigación donde no se descansa, a pesar de los cohetes lanzados por Hamás hacia la zona.
“Muchos de los cuerpos que hay aquí en estos contenedores no pueden ser identificados. No hemos sido capaces, porque si alguien viera lo que les pasó a ellos... no creo que ningún ser humano pudiera creerlo”, afirma Beat.
El martes, los contenedores fueron abiertos ante la prensa. Bolsas plásticas de todos los tamaños, blancas y negras, son almacenadas en estantes metálicos. El frío no impide del todo la descomposición. Un olor fétido, el olor de la muerte, impregnó el lugar por unos minutos.
Sin precedentes
La identificación de los muertos ha sido lenta. En la base militar de Shura los cadáveres llegan más rápido de lo que pueden ser identificados, en parte debido a su estado. Cientos de soldados, mujeres y niños en bolsas para cadáveres se alinean en los estantes de camiones refrigerados, a la espera de ser examinados.
Michal Levin, actualmente es la jefa del Instituto Nacional de Investigación Forense, lleva 25 años trabajando para la policía y asegura que nunca ha sido testigo de nada igual.
“He visto gente con heridas de bala, desmembrados. Como yo, todos los investigadores, estamos acostumbrados a ver cosas así, gente que ha recibido disparos, a tomar muestras biométricas, o a ver gente que se suicida. Creíamos que estábamos preparados para ver cosas así. Pero no lo estábamos”, comentó la policía visiblemente conmovida.
Creíamos que estábamos preparados para ver cosas así. Pero no lo estábamos”Michal Levin, jefa del Instituto Nacional de Investigación Forense
Durante semanas, familiares de israelíes desaparecidos en ese brutal ataque han acudido hasta esta morgue improvisada en tiempos excepcionales para llevar pruebas de ADN de sus seres queridos y cotejarlas con las recabadas por los forenses.
“Los contenedores contienen cuerpos de gente inocente en condición muy severa, esperando para ser identificados. Hay mucha gente aún esperando saber si sus seres queridos están dentro de Gaza, como rehenes; si un ser querido voló por los aires por una granada o si su cuerpo fue mutilado. Hay muchos familiares esperando en casa obtener respuestas”, explicó el portavoz de la Policía, Dean Elsdunne.
El brutal ataque del grupo islamista Hamás, el pasado 7 de octubre, dio comienzo a la guerra entre Israel y las milicias islamistas de Gaza, que se ha cobrado más de 1.400 víctimas de lado israelí -la mayoría civiles asesinados ese mismo día en la mayor matanza de la historia del país-, además de 222 secuestrados en el enclave y alrededor de un centenar de desaparecidos.
Los intensos e indiscriminados bombardeos israelíes de represalia sobre la Franja han causado unos 5.800 muertos -al menos el 70 % son mujeres, niños y ancianos- y más de 16.300 heridos, la mayor catástrofe humana también vivida en el castigado enclave.
La perspectiva de rescatar a los rehenes, o simplemente de hacerles llegar sus medicamentos para que puedan sobrevivir es muy confusa en lo que se ha convertido en la crisis de rehenes más compleja en la historia de Israel. Se cree que Hamás los mantiene en un laberinto de túneles en las profundidades de la ciudad de Gaza mientras Israel ataca la franja costera.
[Con la colaboración de Karen Sánchez, de la VOA]