La visita del canciller ruso Serguéi Lavrov a Venezuela es una reacción a la exitosa gira del opositor Juan Guaidó en Europa y América que, a su vez, incluye el interés de Moscú en mantener a flote sus intereses petroleros en ese país, opinan expertos consultados por la Voz de América.
El máximo representante de la diplomacia rusa inició el miércoles una gira por América, que incluyó a Cuba y a México antes de su llegada a Caracas.
La agenda del canciller ruso en Caracas incluye una reunión con el presidente en disputa Nicolás Maduro, su homólogo de parte del chavismo, Jorge Arreaza y la vicepresidenta Delcy Rodríguez.
Maruja Tarre, versada en relaciones internacionales y asuntos energéticos, cree “lógica” la visita de Lavrov a Venezuela. La interpreta como una reacción de los rusos al baño de reconocimiento que los poderes estadounidenses y Europa han dado a Juan Guaidó en las últimas horas.
“Rusia tiene intereses importantes desde el punto de vista minero, petrolero y de venta de armas en Venezuela. Entonces, así como Guaidó fue recibido de forma espectacular en Europa y Estados Unidos, los rusos quieren de alguna manera manifestarle un apoyo similar a Maduro”, dijo la experta basada en Estados Unidos en diálogo telefónico con VOA Noticias.
Considera que un punto esencial de la agenda de Lavrov es la reconstrucción de la industria petrolera venezolana con respaldo ruso, aunque admite no saber hasta qué alcance.
Tarre analiza con recato las menciones al diálogo en Venezuela que hacen, no solo Lavrov, sino incluso voceros del gobierno estadounidense. No da crédito al efecto mediador que pudiese tener la presencia del canciller ruso en Caracas.
“Es una lástima que la palabra ‘diálogo’ se haya desprestigiado tanto por culpa precisamente del régimen de Maduro. Lo lógico en una situación como esta (en Venezuela) es el diálogo. Desgraciadamente, mucha gente ya no cree en él”, apunta.
En Ciudad de México, Lavrov criticó las “provocaciones” de Estados Unidos y negó que lleve a su socio venezolano una propuesta de solución a la crisis. Defendió, además, la urgencia del diálogo.
Tarre insiste en que ni Washington ni Moscú albergan “gobiernos suficientes inteligentes para promover el diálogo” en el caso venezolano.
Critica que reine entre ambos una “eterna rivalidad” que damnifica de facto a países como Venezuela, donde existen, a su juicio, grupos que aún cifran sus esperanzas en potencias extranjeras.
Destaca que el encuentro con Lavrov y Maduro ocurre en momentos donde el dirigente venezolano encara el fracaso de sus intentos de reconciliarse con los Estados Unidos, hace apenas una semana.
La docente e investigadora pronostica que el éxtasis informativo sobre Venezuela, Guaidó y Maduro tenderá a normalizarse en las próximas semanas e, incluso, dice, a desaparecer de las primeras planas.
“Las noticias son tan cambiantes y escandalosas que creo que en las próximas semanas se va a olvidar el plano internacional de Venezuela”, considera.
La arena de presión
Luis Angarita, experto en relaciones internacionales de la Universidad Central de Venezuela, matiza la coincidencia de la visita de Lavrov a Venezuela con el sobresaliente trato diplomático que dio Estados Unidos a Guaidó en Washington.
“Normalmente, estas giras, como la de Lavrov, son organizadas con suficiente tiempo de antelación y buscan reafirmar sus lazos de interés con aliados de la región”, precisa.
El tema petrolero es el epicentro de las conversaciones de Lavrov con Maduro y sus máximos representantes internacionales, considera el analista.
El mismo día en que el canciller inició su gira por América, Estados Unidos advirtió al gigante energético ruso, Rosneft, que sufrirá consecuencias si prosigue su apoyo económico y operacional al gobierno en disputa de Nicolás Maduro.
“Ya sea Rosneft, Reliance (India), Repsol (España) o Chevron aquí en los Estados Unidos, tendría cuidado respecto a sus actividades en Venezuela que apoyan directa o indirectamente a la dictadura de Maduro”, dijo el miércoles a la prensa un alto cargo estadounidense, que pidió el anonimato.
Un portavoz de Lavrov explicó, al anunciar su visita a Caracas, que el propósito del viaje era “contrarrestar las sanciones ilegales y unilaterales de Estados Unidos”.
La arena de presión entre Moscú y Washington en el marco de la crisis venezolana se centra esencialmente en lo petrolero, insiste Angarita.
Opina que Rusia está consciente de la inminencia de “mayores presiones” de parte de Estados Unidos en los próximos meses para forzar la salida negociada de Maduro del poder y neutralizar a quienes pretendan brindarle piso político para su continuidad.
“La visita de Lavrov procura la protección de la empresa petrolera rusa en Venezuela. Rosneft cubriría la salida (de Venezuela) de empresas como Chevron, a raíz de las sanciones”, explica.
Da por sentado que el pago de las deudas venezolanas a Rusia estará sobre la mesa en el Palacio de Miraflores. “Es el interés pragmático de, que las inversiones no caigan en saco roto”, afirma.
Menciona que la reunión de Lavrov con integrantes de la llamada Mesa de Diálogo Nacional, que componen factores minoritarios de la oposición sin la venia de Guaidó ni de los principales partidos que le apoyan, puede interpretarse como una injerencia en asuntos internos.
El canciller ruso, en México, llamó a esa facción “opositores patriotas” y acusó a Guaidó de estancar “por caprichos” la opción del diálogo con el gobierno en disputa.
Angarita subraya cuán corta es la lista de destinos de Lavrov en su periplo de febrero. Considera que son “pocos”, a pesar de la retórica que enfrenta a la alianza del mundo occidental, liderado por Estados Unidos, y el pragmatismo ruso.
“Rusia sigue luchando por crear contrapesos y tener una comunidad multipolar que haga contrapeso a Estados Unidos”, diagnostica.
Evalúa la visita de Lavrov a Venezuela como otro episodio del “contraste” a Washington que el Kremlin pretende imponer bajo la bandera del derecho internacional y la delimitación del poder e influencia mundial de una sola nación.
Desestima, sin embargo, que el viaje de Lavrov en Venezuela represente una escalada en el pulso con Estados Unidos. Recuerda que, tanto solo el año pasado, Mike Pompeo, secretario de Estado, se reunió con él tres veces: en Moscú, en Finlandia, y en Washington, apenas en diciembre.
Visita preventiva
Diana Romero, experta en derecho internacional, juzga que la visita de Lavrov es una respuesta natural a la unción del poder estadounidense a Guaidó en el Congreso, la Casa Blanca y el Departamento de Estado durante esta semana.
Cree que la gira del canciller es acorde con la estrategia geopolítica histórica del Kremlin de defender sus intereses dondequiera que se encuentren en el mundo.
“Es una preventiva, un anuncio de que ‘aquí estamos y tenemos el interés de proteger nuestros intereses’. Veo la visita desde un interés más económico que político”, señala Romero, decana de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad del Zulia, en el occidente de Venezuela.
Era de esperarse, opina, que Rusia no se quedara cruzada de brazos al ver el respaldo inédito y “extraordinario” de Estados Unidos al presidente del Parlamento venezolano.
“A Rusia, no queda otra cosa que hablar. Callar sería otorgar. Sería ver con complacencia lo que hizo Estados Unidos y de alguna manera tienen que hacer sentir sus posiciones”, dice.
Coincide con Maruja Tarre en que el revuelo causado por Guaidó en los centros de poder de Washington se disipará con el paso de las semanas, especialmente cuando retorne a Venezuela.
“También, irán bajando los niveles de la retórica de Estados Unidos y Rusia sobre los acontecimientos que ocurrirán más adelante”, vaticina.