Ningún candidato ganó las recientes elecciones presidenciales de Argentina por mayoría absoluta, pero los analistas dicen que ahora el sorpresivo nuevo favorito, Sergio Massa, es el más inclinado a garantizar que los fuertes vínculos con China continúen su trayectoria actual.
Después de quedar tercero en las primarias de agosto, el candidato de la coalición peronista gobernante y actual ministro de Economía obtuvo casi el 37 % de los votos en las elecciones generales del domingo, superando a otros dos contendientes que cuestionaron los vínculos de su nación con Beijing.
La golpeada economía de Argentina fue un foco clave en la carrera en un país que ha visto un aumento de la pobreza y una inflación de tres dígitos bajo la dirección de Massa y otros funcionarios del gobierno actual.
Si gana la segunda vuelta el próximo mes, los analistas pronostican que es probable que los ambiciosos planes económicos y estratégicos de China para el segundo país más grande de América del Sur no reciban el escrutinio que algunos desearían.
En segundo lugar quedó Javier Milei, un contendiente antisistema que llamó a China un “asesino” en una entrevista a la agencia Bloomberg en agosto y prometió congelar las relaciones con Beijing si era elegido. El tercer lugar fue para la exministra de Seguridad Patricia Bullrich, una conservadora que dijo al Financial Times antes de la votación que quería repensar los vínculos de su nación con China.
Bullrich ahora está fuera de la contienda y Milei y Massa se medirán en una segunda vuelta, el 19 de noviembre.
El radar de Pekín
A lo largo de los años, China ha firmado acuerdos estratégicos con sucesivas administraciones argentinas y ha utilizado convenios de intercambio de divisas y otras medidas crediticias para rescatar simultáneamente a Argentina y endeudarla aún más con Beijing, dijeron analistas a la Voz de América. Esos acuerdos han levantado señales de alerta tanto entre los legisladores como entre los candidatos presidenciales.
Massa “es el que tiene menos probabilidades de revisar esos acuerdos” con Beijing, según Gustavo A. Cardozo, un académico argentino que estudia su país y los vínculos de América Latina con China.
También fue el único de los tres principales candidatos que aceptó la invitación de China a unirse a los BRICS, un bloque de importantes economías emergentes que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica y que a menudo se presenta como un contrapeso a la tradicional influencia occidental. En una reunión celebrada en agosto, el grupo invitó a Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos a unirse.
Además, Massa acogió con satisfacción un préstamo de emergencia otorgado por Beijing en forma de un acuerdo bilateral de intercambio de divisas pocos días antes de las elecciones.
La semana pasada, en un foro en Beijing sobre la iniciativa de infraestructura de la Franja y la Ruta de China, el gigante asiático extendió esa oferta al actual presidente argentino Alberto Fernández.
“Pedimos 5.000 millones de dólares, nos dieron 6.500 millones”, dijo Fernández, del mismo partido político que Massa, a medios argentinos el miércoles pasado.
Esa generosidad es muy consistente con el tamaño del interés estratégico de Beijing en Argentina, como lo ve Cardozo.
"Argentina siempre ha estado en el radar de Beijing en cuanto a objetivos geopolíticos" tanto en el hemisferio como en términos globales, dijo el analista a la VOA.
Christopher Ecclestone, un experto en materias primas radicado en Londres que pasó 10 años trabajando en Argentina, dice que la victoria de Massa en la primera vuelta marcó un regreso de las fuerzas populistas de izquierda conocidas como kirchnerismo, que se hicieron famosas gracias al equipo formado por la pareja de esposos Néstor y Cristina Kirchner, que presidió Argentina desde 2003 hasta 2015. Se sabe que los Kirchner acercaron a Argentina a Beijing.
“Totalmente impactante. Los kirchneristas resucitaron de entre los muertos. El partido La Voz de la Razón [una coalición liderada por Patricia Bullrich] fue derrotado”, dijo a la VOA en una respuesta enviada por correo electrónico. “Ahora hay un mes más de incertidumbre entre Massa y Milei”.
Mayor destinatario
Una investigación publicada por el proyecto AidData del College of William & Mary de Virginia confirma la importancia de Argentina en el pensamiento estratégico de China.
A medida que los países que reciben préstamos chinos para sus proyectos de infraestructura de la Franja y la Ruta muestran cada vez más dificultades para pagar los compromisos, Beijing ha girado hacia una nueva forma de préstamo, “reduciendo los préstamos para proyectos de infraestructura, aumentando los préstamos de rescate de emergencia”, como poner a disposición fondos a través de swaps de divisas [acuerdos financieros], dijo a la VOA el director ejecutivo del proyecto, Bradley Parks.
La advertencia, añadió, es que “los mayores prestatarios soberanos de Beijing están, a todos los efectos, intercambiando deuda menos costosa por deuda más cara”.
Hasta la fecha, China ha otorgado 128 préstamos de rescate de emergencia por valor de 240.000 millones de dólares a 24 países, según la investigación de William & Mary, mientras que Argentina es el “mayor receptor individual”, señaló Parks.
"Creo que es justo decir que el país es una prioridad para Beijing", dijo Parks.
Si bien los medios argentinos han descrito tales prácticas de endeudamiento como el pago de productos chinos con préstamos con intereses más altos, Massa acogió con agrado el último crédito otorgado por Beijing. La línea de crédito de 6.500 millones de dólares es “una gran noticia para el fortalecimiento de las reservas de Argentina”, dijo en un comunicado de prensa la semana pasada.
“También podemos acelerar los pagos de importaciones que realizan las pequeñas y medianas empresas, así como intervenir en el mercado [de cambio de divisas]”, afirmó.
Recursos y ambiciones militares
Ecclestone, el experto en materias primas, dijo que los importantes depósitos de litio y gas natural líquido de Argentina son fundamentales para las ambiciones industriales y militares de China, al igual que la importante posición geográfica de Argentina.
"Si China quiere navegar hacia el Atlántico, debe bordear el Cabo de Hornos o el Cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica", dijo vía telefónica Ecclestone a la VOA. Aunque algunos han señalado que el Canal de Panamá es otra opción, Ecclestone explicó que este último puede bloquearse fácilmente.
Por lo tanto, no verse bloqueado para navegar alrededor de ninguno de los cabos es una prioridad estratégica clave para Beijing, como lo ve Ecclestone, tanto para los barcos comerciales como para los militares. Añade que esto explica los esfuerzos que ha hecho Beijing para cultivar vínculos con Chile y Argentina, que controlan el acceso al Cabo de Hornos, y con Sudáfrica, que controla el Cabo de Buena Esperanza.
Rick Fisher es investigador principal del Centro de Evaluación y Estrategia Internacional en Washington y experto en estrategia militar china. Fisher considera que las infraestructuras clave vinculadas a los chinos, como una instalación espacial que China estableció en Argentina, autorizada durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, son preocupantes para Estados Unidos.
"Desde esta base, el Emergency Parts Logistics puede rastrear y controlar satélites, rastrear y controlar operaciones antisatélites, controlar armas nucleares de Bombardeo Orbital Fraccional que viajan sobre la Antártida" y potencialmente volar hacia el norte para atacar objetivos estadounidenses, dijo.
Washington, en opinión de Fisher, debería presionar a Argentina para que ponga fin a esta base, que ha sido descrita en un informe de la agencia de noticias Reuters como una “caja negra” por su forma de administrarla.
Buscando el efecto dominó
Si Massa gana la segunda vuelta en noviembre, Beijing también podría ver avanzar uno de sus objetivos estratégicos largamente anhelados: la internacionalización de la moneda oficial de China, el RMB, también conocido como yuan.
Durante una visita a Beijing a principios de este año, Massa dijo a funcionarios chinos que el acuerdo de intercambio de divisas entre ambos países, que según los analistas son esencialmente préstamos de emergencia que Beijing pone a disposición de Argentina, sirve para “consolidar” el yuan como la moneda preferida de su gobierno. Esos logros son precisamente lo que Beijing busca al forjar vínculos con gobiernos a los que parece estar ayudando, aseveró Cardozo.
Lo que suceda en Argentina podría tener un efecto dominó en otras partes del hemisferio y más allá, dijo.
Los esfuerzos de China por fortalecer el yuan como moneda internacional han sido vistos durante mucho tiempo como un sustituto para desafiar al dólar estadounidense y la primacía de Estados Unidos en el comercio internacional y los asuntos globales.