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Alvaro Uribe habla sobre Chávez, Irán, Obama y Romney


Uribe sobre Chávez e Irán: 'los delincuentes se juntan'
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Álvaro Uribe Vélez fue presidente de Colombia entre el año 2002 y el 2010.

En entrevista con la Voz de América, el expresidente colombiano habló sobre la seguridad, Chávez e Irán y el próximo presidente de EE.UU. Esta es la transcripción completa de la entrevista.

Álvaro Uribe

Álvaro Uribe


Nació en Medellín, Colombia, el 4 de julio de 1952. Abogado y político. Estudió leyes en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquía.

Fue presidente de Colombia por dos períodos consecutivos, primero entre 2002 y 2006 y después en 2006 hasta 2010.

En 2009, fue condecorado por el mandatario de Estados Unidos George W. Bush con la Medalla de la Libertad.

En 2012 fue invitado a integrar el equipo de Bipartisan Policy Center (BPC), un centro de estudios y pensamiento, como analista en asuntos latinoamericanos.
A continuación la transcripción completa de la entrevista concedida este miércoles por el ex presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez a la periodista Lina Correa de La Voz de América.

Presidente, gracias por estar con la Voz de América. Estamos a punto de cumplir dos años de la administración del presidente Juan Manuel Santos. Cuando él llegó había mucha expectativa, y de hecho fue elegido por esto, por la continuidad con su política de seguridad democrática. ¿Tiene él la misma intensidad y el mismo compromiso que usted tenía cuando inició su mandato?

Quiero decirle lo siguiente. Colombia va bien, pero tiene unas señales preocupantes. La política de seguridad se ha deteriorado. Colombia podría ir mucho mejor si hubieran continuado con el mismo énfasis en la política de seguridad. El principal elemento es la determinación política. Cuando uno tiene determinación política todo lo demás se va dando. Yo creo que este gobierno tenía más interés en sentarse a negociar con el terrorismo, que avanzar con la política de seguridad democrática. Yo creo que de ahí se desprende la falla.

¿Y están dadas las condiciones para sentarse a hablar con el terrorismo o con los grupos armados ilegales?

En todo el mundo se ha fracasado en las negociaciones con el terrorismo. Lo que han hecho es que se someta a la justicia. Ahora, yo he hablado de lo que se llama la desarticulación de estos grupos, que es una política de autoridad muy estricta, una política de reinserción generosa pero sin impunidad, que es la gran diferencia con lo que quiere el Marco para la Paz del presidente Santos que sería una reinserción con impunidad.

Y el tercer elemento de la desarticulación es una política social que le dé oportunidades a los jóvenes, en lo que veníamos empeñados en nuestro gobierno, para que los jóvenes no sean atraídos por las invitaciones de reclutamiento del terrorismo.

¿Y una Constituyente también?... ¿para qué la Constituyente?

No. Se ha hablado de una Constituyente por muchas personas para limitarla a la reforma a la justicia. La justicia está por encima de las discrepancias políticas. Para que en una nación opere el pluralismo político usted necesita tener el moderador. Y la justicia es uno de los moderadores del pluralismo político. Entonces, algo que está por encima de la discrepancia del debate, tiene que obtenerse a través del más alto nivel de consenso. Entonces yo digo ¿por qué rechazan a los de la Constituyente? La Constituyente es una de las propuestas que han presentado el senado Juan Carlos Vélez y el representante Miguel Gómez, eso sería una limitada a un tema, el tema de la justicia.

¿Pero por qué si estaría limitada solamente a la justicia, algunos ven en ella otro tipo de intereses por parte suya?

Malicia política, qué te voy decir. Es como los que me preguntan a mí: “¿usted quiere ser vicepresidente?”. Les digo, ustedes creen que voy a dar tiro ese debate. ¿Sabe qué les digo yo? Les digo, me voy a poner de candidato a la vicepresidencia para que empiecen a decir: “Uribe quiere ser vicepresidente para que renuncie el presidente y volver a ser el presidente”. Yo no sé hacer trampas.

Ya además les daría la oportunidad de que se dediquen a ese debate y utilicen ese debate para esconder los problemas del país. Le van a poner una cortina de humo con ese debate, que no les voy a dar oportunidad de que lo den, le van a poner una cortina de humo al deterioro de la seguridad, a las dudas que empiezan a tener los inversionistas, al otro problema que es la burocratización de la política social; a un país que ha sufrido dos años de parálisis de obras públicas. No, nosotros sabemos hacer política seriamente. Aquí hay convicciones patrióticas, no trampas.


Voy a cambiar de escenario: las denuncias que usted había hecho hace muchos años contra el presidente Hugo Chávez. Su apoyo a los grupos guerrilleros. Nada de esto ha cambiado, pero sí cambió la posición de Colombia frente al gobierno de Hugo Chávez…

¿Tú te sientes atónita por eso?... Yo sí, yo sí, te relevo de la respuesta. Nuestro ministro de Defensa de los últimos tres años de gobierno era alguien muy radical en el continente contra el modelo de la dictadura chavista. A mí me sorprende lo que ha pasado. Es que mira, para no hablar de lo que conoció nuestro gobierno, de lo que se ha conocido en los últimos dos años.

Hace unas pocas semanas hubo una nueva reunión del Grupo (Foro) de Sao Pablo en Caracas. Eso estuvo patrocinado por la Administración Chávez, por la dictadura chavista. Esta mañana veía yo en Internet fotos de stands, kiosquitos que pusieron allí promoviendo las FARC. ¡Por Dios, Por Dios! Yo no entiendo esto de nuestro gobierno. Lo que este gobierno ha hecho ha ido al exceso porque… a mí me da pena cuando encuentro venezolanos en los aeropuertos que me dicen “¿Y qué le pasa al gobierno de Santos si ya les pagamos $800 millones y ahí sigue con Chávez, legitimando?”. Y siento vergüenza cuando lo venezolanos me dicen “¿Por qué el presidente de Colombia le dijo al periódico El País de Madrid, que Chávez es la garantía de estabilidad de Venezuela y de la región?”… siento preocupación cuando me dicen eso. Y siento tristeza cuando me dicen en Arauca, o en Cúcuta, o en el Catatumbo, o en Maicao “¿Qué le pasa a nuestro gobierno, que aquí cruza la guerrilla, por las barbas de la Guardia Nacional de Venezuela, entra al territorio de Colombia, mata a nuestros soldados, extorsiona a nuestra gente y vuelve y se protege en Venezuela?”… entonces yo soy el mismo que no entiende, me declaro sorprendido, me duele mucho.


¿Y le preocupa también que el propio presidente Barack Obama haya dicho, en ese mismo contexto, que Venezuela no es una amenaza?

Yo no sé si el gobierno de Estados Unidos lo aprecia así, o simplemente lo dice así por el momento político. Lo cierto del caso es que Colombia ha sentido, muchos colombianos sentimos una enorme preocupación. Porque por ejemplo, cuando yo veo lo que ha ocurrido en el departamento del Cauca, además de que nuestro gobierno cambió la política que había mejorado bastante el Cauca… inmediatamente hago esta asociación: los cabecillas de esas acciones violentas en el Cauca están protegidos en Venezuela. Cuando yo llego a una clínica de Bogotá a saludar a Fernando Londoño gravemente herido, y encuentro las calles de Bogotá nuevamente con sangre; unos escoltas humildes, leales, asesinados; un conductor de un bus de Bogotá mutilado; muchos ciudadanos de Bogotá heridos; inmediatamente asocio en mi mente que los cabecillas de quienes pusieron esas bombas están refugiados en Venezuela.

¿Qué es más peligroso para el continente: el crimen organizado transnacional o la cercanía de Chávez con Irán?

Finalmente se juntan. Porque los delincuentes se juntan para ayudarse, para copatrocinarse.

¿Y eso hacia dónde nos va a llevar si no hay un efectivo combate?

Por lo menos una vigorosa capacidad de denuncia. Pero es que además ahí hay un problema jurídico. Porque esas protecciones a terrorismo están prohibidas en la Carta de Naciones Unidas. Y en la OEA. Quienes protejan al terrorismo violan esas normas, y quienes representan a los países, conocen que hay protección al terrorismo y no denuncian eso, también las violan.

¿Y no le da temor de que en el discurso con el que el presidente Peña Nieto ganó la primera magistratura en México, sobre la necesidad de cambio en la lucha contra las drogas y contra el crimen organizado transnacional, no haya la suficiente voluntad para enfrentar eso y para cohesionar a toda la región centroamericana en esa lucha?

El presidente Peña Nieto después de la elección ha sido muy enfático en discursos y en artículos, en decir que su gobierno no le cederá una pulgada del territorio de México al crimen. Ha sido muy enfático. Cuando uno lo lee o lo escucha en estas afirmaciones, uno dice “bueno, tiene todo el más alto nivel de determinación política”. Y cuando hay determinación política, que es buena voluntad y decisión, uno empieza a desarrollar muy bien el conocimiento de lo que debe hacer para tener éxito en esas batallas.

¿En medio de ese contexto, que le convendría más al hemisferio: presidente Mitt Romney o presidente Barack Obama?

Estados Unidos, frente a Colombia, ha dado un gran ejemplo de política bipartidista. El presidente Clinton empezó el Plan Colombia, tuvo continuidad por el presidente republicano George Bush, el junior; y el presidente Barack Obama ha continuado apoyando a Colombia. O sea que lo importante es una muy sincera integración norteamericana con toda la región, y de fondo, y en todos los temas. Por atender lo social no se puede desconocer el terrorismo, por atender el comercio no se puede dejar de rechazar las dictaduras.

Esto es: prosperidad sin democracia es imposible. Y hay que tener en cuenta… ¿Sabes por qué hablo yo del puro centro democrático?... es una traducción de algo que siempre dijimos en el gobierno de manera muy coloquial, tres huevitos que son inseparables: Seguridad, promoción de inversiones y política social. “A usted quiere mejorar la política social de América Latina, tiene toda la voluntad de hacerlo… requiere recursos. Y para tener recursos necesita inversión, y si no hay seguridad, no se da”.

Entonces hay una ecuación cuyo equilibrio no se puede romper, que es esa relación entre seguridad, política de promoción de inversiones y política social. Y eso no se da sino en una gran democracia. Por eso lo que podría decir uno, la agenda de los Estados Unidos de integración sincera con la región, debería ser muy profunda.
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