Alex Alfaro, un joven artista y profesional amparado por DACA recuerda con gran precisión aquel martes cinco de septiembre de 2017, cuando el secretario de Justicia de Estados Unidos, Jeff Sessions, anunció la cancelación del amparo migratorio para los menores llegados en la infancia.
“Irónicamente el anuncio se produjo cinco años después que apliqué a DACA por primera vez. Recuerdo que habían muchos rumores y ya lo presentía, pero cuando sucedió, entré en shock, en pánico, me desmoralizó por completo”, recuerda Alex Alfaro, quien tuvo que vivir como indocumentado por más de 30 años.
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Para Alfaro calificar a DACA significó “el comienzo de mi vida”, porque a pesar de contar con títulos universitarios, certificados del colegio y experiencia “nadie me quería dar un trabajo, una oportunidad porque no tenía un número de Seguro Social”, algo que sí le dio DACA.
Segunda oportunidad de vida
Alex Alfaro nació en Guatemala, y con solo tres meses de edad inició el viaje junto a su madre, de 15 años, en busca del ansiado sueño americano.
El pequeño e indefenso Alex llegó hasta la frontera entre San Isidro y Tijuana en México, pero al parecer su destino ya estaba marcado para superar las situaciones más difíciles.
Cuenta Alex que a su madre le robaron el dinero en el camino, por lo que no podía alimentarse adecuadamente, y muy pronto se le secó la leche, la única fuente de alimento para el pequeño Alex.
“Luego de varios días sin alimentarme convulsioné y cuenta mi madre que fallecí por un momento. Ella dice que gritó y pidió ayuda hasta que una noble mujer, que cruzaba la frontera con nosotros me tomó en brazos y pudo alimentarme. Ella recién había dado a luz, pero prefirió dejar a su hijo y cruzar sola la frontera para no exponerlo al peligro”, relata Alfaro a la Voz de América.
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Recuperado, Alex y su madre continuaron el viaje, pero al llegar el momento de cruzar la frontera, el destino volvió a ponerles otra prueba.
En esta oportunidad el “coyote” que acompañaba al grupo de inmigrantes le dijo a su madre que sería muy peligroso cruzar la frontera con un recién nacido que estaba enfermo porque su llanto, en cualquier momento, podría alertar a las autoridades.
“El coyote propuso a mi mamá que me dejara con él, que él me pasaría como hijo suyo y que nos reencontraríamos al otro lado de la frontera”, cuenta Alex.
La madre de Alex confió y logró cruzar la frontera, pasó por el desierto y caminó toda una noche hasta llegar a la casa del coyote, donde la esperaba su pequeño hijo Alex durmiendo plácidamente en una cómoda cama.
“No disculpo la manera cómo los coyotes se ganan la vida, pero esa persona tuvo que tener corazón para cumplir la promesa que le hizo a mi madre”, asegura Alex Alfaro.
Ya en EE.UU. se reencontraron con el padre de Alex, un muchacho de 19 años, quien llegó unos meses antes en busca del sueño americano y de un mejor futuro para su familia.
Pasados varios años, Alex tuvo más hermanos, que son ciudadanos estadounidenses, su madre después de un largo tiempo logró también solicitar la residencia y convertirse en ciudadana. El padre falleció cuando Alex era adolescente.
De esta manera, Alex se convirtió en el único integrante de su familia que no tenía un estatus legal, porque explica que cuando su madre lo quiso pedir, no cumplía con los criterios por ser él mayor de 21 años y las leyes migratorias de EE.UU. lo ubicaban en una larga lista de espera.
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Logra su sueño, pese a la adversidad
Pero, la frustración que albergó Alex durante todos los años que ha vivido en EE.UU. como indocumentado fue el motor para crear su más grande sueño: convertirse en actor profesional.
Alex Alfaro, cuyo nombre artístico es Alex Alpharaoh, es el creador del espectáculo unipersonal “Mojado: Un viaje DACAmentado”, que no solo ha tenido buena aceptación en Los Ángeles, lugar de residencia de Alex y la compañía teatral a la que pertenece, sino también ha empezado una gira nacional por varios estados de EE.UU.
“Llegar aquí al Kennedy Center para mostrar mi obra ya es parte de mi sueño. Quiero que las personas que la vean sepan que los inmigrantes indocumentados, estén protegidos por DACA o el TPS, o lo que sea, somos seres humanos, que valemos y que merecemos una oportunidad para contribuir a este país con toda nuestra capacidad”, asegura Alex Alfaro.
Pero, ahora el sueño de Alex podría volver a truncarse si no se define el futuro de los amparados por la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés).
El gobierno del presidente Donald Trump anunció su cancelación, pero hasta el momento el futuro para los miles de jóvenes amparados por DACA es incierto y se espera que se defina en las cortes.
Alfaro manifiesta que cuando recibió DACA fue “un cambio completo en su vida” porque antes de DACA vivía frustrado de no poder hacer las cosas que podían realizar las demás personas, cosas tan simples como tener una licencia de conducir o un domicilio fijo o simplemente cuidar a su hija, quien ya tiene 16 años.
Alex señala que con DACA pudo realizar las cosas que siempre se propuso “materializar mi vida y realizar mis sueños”, pero espera que no le vuelvan a cortar las alas que le permitan continuar con su vida en el único país que reconoce como suyo.
