Al menos cuatro personas murieron y más de un centenar resultaron heridas el lunes en la noche en un ataque suicida talibán con un vehículo cargado de explosivos en Kabul, dijeron funcionarios afganos el martes.
El incidente fue el último en una implacable oleada de ataques casi diarios de la milicia radical, que controla alrededor de la mitad del país y suele atentar contra las fuerzas de seguridad nacionales. Los renovados esfuerzos de Estados Unidos para dar con una solución negociada a la guerra que asola el país desde hace 17 años no han conseguido frenar la violencia.
Muchos de los 113 heridos en la explosión registrada cerca del complejo Green Village, donde están asentadas varias organizaciones internacionales, fueron trasladados a hospitales, explicó el vocero del Ministerio de Salud, Wahidullah Mayar.
La zona ya fue escenario de otros ataques en el pasado. Muchos extranjeros viven en ese complejo, que está fuertemente custodiado por fuerzas afganas y guardas de seguridad privados. Los accesos seguían bloqueados por las fuerzas de seguridad el martes por la mañana.
El vocero de los talibanes, Zabihullah Mujahid, se atribuyó la autoría del atentado en un comunicado enviado a los medios, que explicó que la ofensiva participaron cinco insurgentes, incluyendo el suicida. Los otros cuatro se enfrentaron a las fuerzas afganas, añadió sin ofrecer más detalles sobre lo ocurrido con ellos.
Las víctimas mortales eran tres militares y un civil, dijo Najib Danish, portavoz del Ministerio del Interior, agregando que entre los heridos había 12 mujeres y 23 menores.
En otro ataque, un civil perdió la vida el martes por la mañana en Kabul tras la explosión de una bomba adosada a su auto, agregó Danish.
Nadie se atribuyó de inmediato la autoría de ese incidente.