Afganistán dice que necesitará cerca de $5.000 millones de dólares al año para mantener la seguridad después que las tropas de la coalición se retiren a fines de 2014, aunque la cifra puede variar según el nivel de violencia que haya tras la retirada.
El ministro de Defensa afgano, Abdul Rahim Wardak, dijo a los periodistas en Kabul que si bien las fuerzas de seguridad afganas son capaces de defenderse contra los talibanes y otros insurgentes, necesitan armas más avanzadas como aviones de combate para defenderse de “amenazas externas”. No dio más detalles sobre a qué tipo de amenazas se podrían enfrentar.
En julio, la coalición internacional comenzó un proceso gradual de traspaso de la responsabilidad al ejército y la policía afgana.
Las autoridades afganas de Defensa también dijeron que las tropas afganas y de la OTAN están en medio de una nueva pulseada contra al-Qaeda y la red militante Haqqani a lo largo de la frontera con Pakistán.
Funcionaros estadounidenses sostienen que el grupo Haqqani, vinculado a al-Qaeda, ha lanzado ataques contra objetivos en Afganistán desde refugios en el norte de la región paquistaní de Waziristán.
El mes pasado, altos funcionarios de Estados Unidos acusaron a la agencia de espionaje militar de Pakistán de ayudar a la red Haqqani perpetrar ataques en Afganistán, incluyendo un asalto a la embajada de EE.UU. en Kabul. Pakistán ha negado las acusaciones.