Los detalles del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por su sigla en inglés) divulgados este jueves ponen en marcha los procesos internos de los 12 países miembros, que incluye a Estados Unidos, para ratificarlo dentro de los próximos dos años.
El pacto comercial alcanzado el pasado 5 de octubre es un logro histórico para el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que espera aumentar la influencia de su país en la región de Asia-Pacífico y contrarrestar el avance de China.
Los 30 capítulos y los cientos de páginas que comprende el tratado enfatizan la intención del bloque de respetar los compromisos anteriores adquiridos bajo los acuerdos de la Organización Mundial de Comercio y otros tratados internacionales.
Sus intenciones son la de promover la sostenibilidad medioambiental, respetar los derechos y necesidades de las poblaciones indígenas, balancear la protección de patentes para las medicinas con el acceso a las mismas, entre otros temas.
Pero el presidente Obama enfrenta la resistencia en el Congreso, de quienes piensan que el tratado expondrá a los trabajadores estadounidenses a la competencia por salarios más bajos con los demás países miembros del TTP, incluida la de la candidata a la presidencia de su propio Partido Demócrata, Hillary Clinton.
La Casa Blanca argumenta que con el tratado se eliminan más de 18.000 impuestos que otros países gravan a las exportaciones de Estados Unidos.
De acuerdo a una ley aprobada el año pasado, el presidente debe dar tiempo al público para revisar el texto antes de firmar el acuerdo y enviarlo al Congreso para su aprobación o desaprobación, pero sin poder enmendarlo.
Se espera que el Congreso considere el tratado hasta en 2016, un año de elecciones.