Una sola gota de aceite de cocina puede llegar a contaminar, dependiendo de las condiciones ambientales, entre 1.000 y un millón de litros de agua, según diferentes estudios. Un simple dato de la huella ambiental que puede ocasionar el aceite de frituras que usamos.
Sin embargo, algunas iniciativas como Torna, como su nombre lo indica, están tratando desde hace 7 años restituir esa huella y reducir ese impacto que genera en el planeta, convirtiendo cada litro de aceite en jabones de limpieza.
El diseño industrial y el cuidado del medioambiente se convirtieron en la mezcla de Daniela Carvajal y Juan Sánchez, dos profesionales colombianos que en su trabajo de grado elaboraron una máquina que recicla aceite de cocina usado, transformándolo en jabones para lavar ropa, las manos y cualquier limpieza en general.
Sánchez recibió a la Voz de América en su casa de La Calera, una localidad cercana a Bogotá, donde funciona Torna, su pequeña empresa en la que producen los jabones.
“Nosotros lo que hacemos es transformar a este residuo, a este contaminante, en productos de limpieza que no contaminan más, son productos completamente biodegradables, pasamos de un contaminante muy fuerte a un producto de primera necesidad que no contamina más con el que estamos salvando miles de litros de agua”.
Para Sánchez, que tiene su función dentro de Torna como jefe de operaciones, el “futuro son las industrias verdes” y en ese sentido en todo el ciclo de producción la sostenibilidad es el “eje fundamental” en toda cadena y en el empacado con envases que se “descomponen de manera natural en un año”.
Un modelo de negocio circular
Cada año se producen a nivel mundial 2.240 millones de toneladas de residuos sólidos, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Colombia genera anualmente 12 millones de toneladas de basura, de las cuales solo el 17 % es reutilizado de acuerdo a datos oficiales.
En cuanto al aceite de cocina usado, el 4 % de los hogares del país almacena de manera adecuada para su reutilización este producto.
En ese orden, Sánchez cuenta a la VOA que su lema es reciclar, recuperar y transformar el residuo con el objetivo de lograr el desarrollo sostenible de su marca como un modelo de negocio circular.
“Para nosotros es muy importante educar a las personas sobre los daños que genera en el medio ambiente este producto y su importancia de reciclar, luego de eso lo traemos a la planta y lo transforman en estos jabones y por último los vendemos”, cuenta.
Inicialmente, empezaron utilizando aceite de familiares y amigos, luego convencieron y se asociaron con restaurantes de comida rápida para cambiar aceite por jabones usados.
“Son productos puros, no tienen agregados químicos adicionales, es decir, no tienen espumante, no tienen colorantes, no contiene aromatizantes artificiales, solo le agregamos aceites esenciales puros para darle un aroma agradable”.
¿Cómo se reciclan?
Una vez llegan los aceites a la planta, los aceites ingresan a cuarentena durante una semana para luego ser filtrado en unas mallas especiales en varios procesos hasta obtener el producto final.
“Una vez el aceite es filtrado se convierte en nuestra materia primera, entonces lo envasamos en estos barriles, son barriles de 55 galones y ya este producto está listo para la producción”, dijo.
Además, agregó que luego de esto pasa por otro proceso para limpiar las impurezas por “4 semanas en donde el jabón termina de bajar el PH y de evaporar el agua, entonces queda un producto muy sólido”.
Ahora, estos emprendedores sueñan consolidando su empresa y seguir capacitando y becando a jóvenes a través de su programa “salvo el agua para estudiar” en universidades del país.
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