Para los funcionarios de salud pública
que intentan controlar la propagación del
coronavirus, es clave saber cuántas personas en
una ciudad o vecindario están infectados. Pero los
desafíos a las pruebas de población generalizadas
están llevando a muchas ciudades a buscar datos
bajo las tapas del alcantarillado. Así es, las aguas
servidas pueden ser esenciales para detectar
el próximo brote. Celia Mendoza tiene la historia.