La fiebre del Zika, una enfermedad viral transmitida por mosquitos del género Aedes causada por el virus Zika (ZIKV), a la que prácticamente no se le prestaba mucha atención por parte de los organismos sanitarios por su baja propagación, se convirtió en un tema de preocupación global cuando se propagó rápidamente por América Latina y otras partes del mundo en la última década.
La enfermedad consiste en fiebre leve, sarpullido (principalmente maculo-papular), dolor de cabeza, dolor en las articulaciones, dolor muscular, malestar general y conjuntivitis no purulenta que ocurre entre 2 a 7 días después de la picadura del mosquito vector.
A pesar de la reducción mundial de la enfermedad originada por el virus del Zika desde 2017, la circulación de este virus ha sido confirmada en 89 países alrededor del mundo y, aunque los niveles de incidencia se mantienen bajos, se han observado aumentos esporádicos en los últimos años, lo que plantea desafíos continuos para la salud pública global.
En este contexto, el seminario EPI-WIN: Virus del Zika: aprendiendo del pasado, preparándonos para el futuro, auspiciado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), reunió a expertos con el fin de examinar la situación global de esta enfermedad, así como las medidas para rastrear epidemiológicamente su transmisión con miras a la preparación y la respuesta temprana.
La doctora María Van Kerkhove, jefa de la Unidad de Enfermedades Emergentes y Zoonosis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señaló que "la mayoría de las infecciones por este virus son asintomáticas o leves, lo que dificulta en gran medida su detección por parte de los sistemas de salud". Esta característica hace que la enfermedad pueda pasar desapercibida en muchas ocasiones, lo que representa un desafío para la detección temprana y el control de su propagación.
Respecto a las complicaciones por esta enfermedad, la OMS ha alertado que las mujeres embarazadas son particularmente susceptibles a sus efectos, ya que la infección puede desencadenar malformaciones congénitas en el feto, como la microcefalia. Además, el Zika aumenta la probabilidad de partos prematuros e incluso puede precipitar abortos espontáneos. Este riesgo para las mujeres embarazadas hace que el Zika sea una preocupación crítica en la atención médica materno-infantil.
Situación en las Américas: medidas de control
Desde su primera detección en marzo de 2015 en Brasil, se ha confirmado la transmisión local del Zika en todos los países y territorios de las Américas, con excepción de Chile continental, Uruguay y Canadá. Asimismo, 10 países de la región concentran el 89 % de los casos de Zika registrados entre 2014 y 2023, siendo Brasil, Colombia y Venezuela los líderes de esta lista.
Las cifras de la OPS muestran que el Zika tiene una incidencia considerablemente menor en comparación con otros arbovirus como el dengue o la chikungunya, cuyos casos en lo que va del 2023 ascienden a más de 3 millones y 324.000, respectivamente. El Zika, en contraste, registra alrededor de 27,000 casos en ese mismo período. A pesar de esta menor incidencia, el Zika sigue siendo una amenaza importante, y su capacidad de causar complicaciones graves, especialmente en mujeres embarazadas, no debe subestimarse, según advierten los expertos.
Thais dos Santos, asesora en Vigilancia y Control de Enfermedades Arbovirales de la OPS, subrayó la importancia de reconocer la conexión entre la vigilancia de infecciones agudas del Zika y la manifestación de síndromes neurológicos, como el Guillain-Barré. Optimizar este enfoque, insisten desde la OPS y la OMS, “permite una mejor comprensión de la enfermedad y la implementación de medidas preventivas efectivas, como la erradicación de estos mosquitos vectores”.
Asimismo, recomiendan “mantener un adecuado nivel de monitoreo es fundamental para prevenir futuras epidemias”. En esa línea, dos Santos también enfatizó en la importancia de contar con “diagnósticos precisos y abundantes en laboratorios”. “Además, es crucial capacitar al personal de salud en todos los niveles y en todas las fases de la enfermedad. Esto permitirá lograr una detección oportuna del Zika y, de esta manera, implementar medidas de control pertinentes y eficaces”, agregó al respecto.
Los Arbovirus
En marzo de 2022, la OMS lanzó la Iniciativa Global contra los Arbovirus, una respuesta concreta para abordar los virus transmitidos por mosquitos, moscas y garrapatas, entre otros artrópodos, que tienen el potencial de causar epidemias y pandemias. A través de esta iniciativa, se busca desarrollar guías para la vigilancia, manejo clínico y seguimiento de complicaciones del Zika, así como fortalecer la vigilancia ambiental y el control de vectores.
“La comunicación de riesgos, la investigación de salud pública y la colaboración entre actores clave son elementos centrales en este esfuerzo”, según dijo la doctora Van Kerkhove. Además, recalcó la importancia de que a través de esta iniciativa se suscriban acuerdos globales que, en su opinión, supondrán “un paso crucial para comprender y controlar mejor el Zika y otros arbovirus relacionados”.
Medidas de protección
El virus del Zika ha servido como un recordatorio de que las enfermedades emergentes pueden surgir en cualquier momento y en cualquier lugar. A pesar de los avances en la ciencia y la medicina, todavía hay mucho desconocimiento científico sobre este virus y su impacto en la salud humana por lo que “la detección temprana, la vigilancia continua y la investigación” son esenciales para abordar esta amenaza de manera efectiva.
“Las enfermedades no conocen fronteras, y la cooperación entre países y organizaciones es esencial para combatirlas”, explica el Dr. Carlos Riveros, médico especializado en enfermedades infecciosas, en declaraciones a la Voz de América.
Es por ello que defiende que “los esfuerzos conjuntos para desarrollar vacunas, mejorar la atención médica y controlar los vectores son vitales para prevenir la propagación del Zika y otras enfermedades similares en el futuro”.
A pesar de que, tal y como apuntan desde los organismos sanitarios, la incidencia del virus del Zika ha disminuido a nivel mundial desde 2017, sigue siendo un desafío de salud pública importante.
“Es fundamental continuar con la vigilancia, la investigación y la preparación para abordar esta enfermedad, especialmente en regiones como las Américas, donde se ha observado su transmisión local”, agrega Riveros.
Con todo, subraya que “la cooperación internacional y el enfoque multidisciplinario son esenciales para aprender del pasado y estar mejor preparados para el futuro ante la amenaza del Zika”.