El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, hizo un llamamiento por la seguridad del depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, quien permanece refugiado en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa.
Ban declaró que está “profundamente preocupado” por los acontecimientos en Honduras. El alto funcionario señaló que un estado de excepción que fue decretado aumentó las tensiones, y calificó de “inaceptables e intolerables” las amenazas contra la misión diplomática brasileña, donde está Zelaya.
El gobierno de facto hondureño dio a Brasil 10 días para que se deshaga de Zelaya, pero posteriormente prometió que nada le sucederá a la embajada brasileña.
El presidente derrocado dijo por su parte desde la embajada de Brasil que “no estamos dispuestos a ponernos de rodillas ante una dictadura”.
“La batalla por la democracia está más allá de las fronteras de Honduras. Hay un desafío a la comunidad internacional que debe de considerar más en serio el problema de este país”, explicó Zelaya.
El presidente depuesto que lleva ya tres meses fuera del poder, aseguró que actualmente hay una “grave violación de derechos humanos” en Honduras mientras que dijo estar dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias para que “los golpes de Estado queden como ejemplo, que no son permitidos, y que si alguien lo intenta que piense que tendrá en contra a toda la comunidad internacional”.
El régimen emitió el domingo un decreto restringiendo la libertad de expresión, el derecho de asamblea y cerró dos medios de comunicación afines al presidente Zelaya.
El gobernante fáctico, Roberto Micheletti, prometió reconsiderar la suspensión de libertades civiles, mientras que Zelaya asegura estar dispuesto a negociar, pero ninguna de las partes toma la iniciativa.
Mientras tanto la presidenta de Chile, Michelle Bachelette hizo un llamado a no reconocer al ganador de las elecciones, que ya se preparan en Honduras, si Zelaya no regresa al poder.