El 6 de noviembre Yraida Guanipa, de 56 años, y otros 1.5 millones de exconvictos que ya cumplieron su condena en Florida volvieron a ganar el derecho de votar después de que fuera aprobada la cuarta enmienda en las elecciones de medio término.
Florida era uno de los tres estados que no restablecía automáticamente el derecho al sufragio de las personas que ya cumplieron su tiempo en la cárcel. La cuarta enmienda tiene como excepción a los condenados por asesinatos o delitos sexuales.
Guanipa es una ciudadana estadounidense originaria de Coro, estado Falcón, en la región centroccidental de Venezuela, que emigró a EE.UU. desde joven.
En 1997, mientras pasaba por un momento familiar difícil, se vio envuelta en una conspiración para traficar drogas por un paquete en el servicio de entrega donde trabajaba.
En vez de declararse culpable, como se lo recomendó su abogado asignado por el gobierno, decidió ir a juicio y terminó sentenciada a casi 13 años de prisión por conspiración de tráfico de drogas.
En una entrevista con el corresponsal de la Voz de América José Pernalete, Guanipa relata cómo se convirtió en en activista por los derechos de los prisioneros cuando aún cumplía su condena, llegando incluso hacer una huelga de hambre.
“Desde que entré en la prisión me di cuenta que algo no estaba bien y allí mismo comenzó mi lucha. Mi lucha comenzó por no haber programas para madres con niños pequeños. Tenía yo dos niños, en ese momento de 1 y 2 años”, relata Guanipa
A pesar de estar encerrada, su esposo e hijos siguieron apoyándola y visitándola. Salió de prisión en 2007, cumpliendo 11 años de su sentencia. Al salir creó su fundación llamada YG Institute, cuya misión es ayudar a exconvictos restablecer los lazos familiares y con la sociedad.
Recuerda que la idea de la organización viene del ya fallecido senador Paul Simon, quien ella consideraba “su voz fuera de la cárcel” y con quien tuvo contacto a través de cartas cuando todavía cumplía condena.
“Cuando salgo me doy cuenta que hay más necesidad. Dentro de la prisión había programas y cuando salgo no había organizaciones de que verdad me pudieran ayudar en ese momento (…) ¿con quién podía hablar de que no podía agarrar un vaso porque se me caía porque no estaba acostumbrada a los vasos de vidrio si no a los vasos plásticos?”
Guanipa habla abiertamente de lo difícil que fue volverse a conectar con sus dos hijos y esposo después de todo ese tiempo y de cómo se fue dando cuenta de lo complicado que podía ser la reinserción social, empezando por conseguir un trabajo.
Esta defensora de los derechos humanos también es asistente legal con licencia y desde que salió de la cárcel, consiguió un diplomado asociado y una master en el Miami Dade College.
Ella es una de las 9 personas que firma la demanda contra el gobernador de Florida, Rick Scott, en el que le piden restituir el derecho el voto a las personas que ya cumplieron su tiempo y desde hace años recolectaba firmas para lograr que se votara sobre el tema.
“Siento que ya cumplí otra parte de mi sentencia. Que ya cumplí un ciclo de mi sentencia y que voy a poder decir ya por fin terminé de pagar a la sociedad”, asegura Guanipa al ser consultada sobre el resultado de la elección.
A pesar de esta victoria, reconoce que todavía queda mucho por hacer y asegura que seguirá luchando por los derechos de los prisioneros y de quienes ya salieron. En su lista de esas “batallas” que le quedan por luchar está que se cuenten debidamente de la sentencia el tiempo correspondiente por el buen comportamiento.