Ali Abdullah Saleh, quien gobierna desde hace 33 años, cedió ante los manifestantes y la presión internacional, aceptando el mes pasado un acuerdo que le garantiza inmunidad de procesamiento por la violenta represión contra la revuelta, pero mediante el cual debe entregar el poder a su vice.
Lejos de resolver la crisis, el pacto ha desatado nuevas tensiones entre grupos que se oponen a la inmunidad y otros que apoyan la medida.
Los activistas dijeron que al menos 20 personas resultaron heridas en los choques que se dieron el martes entre partidarios del partido Islah, que respalda el acuerdo de inmunidad, y el movimiento Houthi, un grupo rebelde chií basado en el norte del país que se enfrentaron en Saná, la capital.
Washington y el máximo productor de petróleo del mundo Arabia Saudí, que limita con Yemen, temen que la continuidad del conflicto permita a Al Qaeda fortalecer su presencia en la nación, que está ubicada cerca de rutas comerciales claves.
Luego de otro estallido de violencia el sábado, cuando manifestantes acusaron a las fuerzas de Saleh de matar a nueve personas que se habían sumado a una marcha masiva contra el pacto de inmunidad, el presidente prometió dejar el cargo a su sucesor y viajar a Estados Unidos.
El lunes a última hora, un portavoz de la Casa Blanca dijo que el Gobierno estadounidense está intentando decidir si permite el ingreso de Saleh y agregó que el presidente pidió someterse a un tratamiento médico en el país.
Los manifestantes que se oponen a Saleh tienen posiciones encontradas sobre su posible viaje a Estados Unidos.
"Estamos en un dilema entre nuestro deseo de que se vaya Saleh y evitar que Yemen caiga en una guerra civil y el deseo de verlo juzgado por sus crímenes", dijo Samia al-Aghbari, líder del movimiento de protesta que fue detenida brevemente luego de la violencia del sábado.
"Si (Saleh) se va y le prohíben ser parte de la atmósfera política en Yemen, podría ayudar (...) Pero aún tiene dinero y armas en el país y si esto no cambia, nada va a cambiar en Yemen", señaló el activista Hamza Shargabi.