Los presidentes de Estados Unidos y China, Donald Trump y Xi Jinping, tendrán la primera oportunidad de encontrarse cara cara en la residencia de Trump de Mar-a-Lago, en Florida este jueves, con la esperanza de inyectar alguna estabilidad en la relación entre ambas naciones de cara al futuro, según estiman los analistas.
Se prevé que los dos líderes discutan el masivo déficit comercial de Estados Unidos con respecto a China, las ambiciones nucleares norcoreanas y la militarización del mar de la China meridional entre otros temas importantes.
A solo días de la reunión, el presidente Trump firmó dos órdenes ejecutivas pidiendo una revisión del déficit comercial y prometiendo severas consecuencias para aquellos que no cumplan las reglas que rigen el intercambio comercial.
Las órdenes no mencionan específicamente a China, pero el presidente tuiteó sobre las prácticas comerciales chinas antes de firmarlas y Beijing se dio por aludido negando que manipula su moneda o que inunda los mercados con sus productos.
No se espera que la visita de dos días de Xi a la Florida resuelva todos esos temas tan complejos, pero los analistas dicen que el encuentro informal podría ayudar a colocar la relación por una senda más amigable.
El Dr. Evan Ellis, experto en las relaciones de China con el Hemisferio Occidental, considera que la importancia de esta cita radica en el momento que vive el mundo que experimenta profundos cambios.
"Hay temas globales y bilaterales y ambos líderes representan la imágen del poder mundial y en este contexto sus conversaciones afectan a muchas naciones", remarcó Ellis en entrevista con la Voz de América.
“Claramente el presidente Xi Jinping busca establecer una relación de trabajo con el presidente Trump de manera que los dos países puedan revisar los variados temas de la agenda bilateral… una fuerte relación personal y de trabajo es crucial para alcanzar esas metas bilaterales para ambos bandos”, dice el analista Ross Feingold, un experto en Asia.
Es claro que China escucha y Beijing trata de dar volumen a las ideas sobre cómo puede ayudar a Estados Unidos ser grande de nuevo y resolver los desequilibrios. Beijing niega que esté buscando deliberadamente un excedente comercial.
Si bien los analistas señalan que los chinos buscarán establecer un tono de satisfacción a la relación, en los temas más delicados —ya sea Corea del Norte o el intercambio comercial— el gobierno de Trump dice que busca enfocarse en resultados.
“Creo que Estados Unidos ha visto como China ha reiterado durante más de 25 años su preocupación por Corea del norte, pero no hemos visto que actúen como si estuvieran preocupados”, dice la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley. “Creo que este gobierno [de Trump] quiere ver que hagan algo y creo que los va a presionar para que actúen”.
Presionar a China en esos temas, sin embargo, puede ser motivo de desencuentro en lugar de encuentro. Puede añadir incertidumbre a la relación en un momento en que ambas partes buscan desesperadamente superar sus enormes diferencias.
Colaboración con la entrevista de Gioconda Tapia Reynolds