Una investigación periodística ha revelado el sospechoso envío de 780 millones de pastillas de hidrocodona y oxicodona a West Virginia en tan solo seis años, un periodo en el que 1.728 personas murieron por sobredosis de estos dos analgésicos en ese estado.
De acuerdo a la investigación realizada por el diario Charleston Gazette-Mail, en West Virginia, un estado con una población de 1,84 millones de personas, eso representa 433 pastillas por cada hombre, mujer y niño de unos opiáceos consumidos.
La hidrocodona es un opioide derivado de la codeína que se utiliza como analgésico para tratar el dolor moderado, pero al igual que la oxicodona, similar a la morfina, es a menudo utilizada por los drogadictos por sus propiedades estupefacientes.
El Gazette-Mail obtuvo registros previamente confidenciales que envió la DEA a la oficina del secretario de Justicia de West Virginia, Patrick Morrisey. Los documentos revelan el número de pastillas vendido a cada farmacia y cada cargamento realizado a los 55 condados del estado entre 2007 y 2012.
Cuatro de dichos condados -Wyoming, McDowell, Boone y Mingo- encabezan la nación en sobredosis fatales por analgésicos, de acuerdo a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus iniciales en inglés).
Los registros -que las principales mayoristas farmacéuticas habían intentado mantener en secreto mediante recursos legales- revelan que los mayoristas enviaron dosis cada vez mayores de esas pastillas, un revelador indicio de adicciones crecientes, incluso cuando se incrementó el número de muertes, reportó el diario el domingo.
"Esas cifras perturbarán incluso al observador más cínico", dijo al periódico el exdelegado Don Perdue, demócrata de Wayne y farmaceuta jubilado, quien finalizó su mandato a principios del mes. "Los distribuidores han alimentado su codicia gracias a la fragilidad humana y con un efecto criminal. No hay excusas y no debería haber perdón".
McKesson Corp., Cardinal Health y AmerisourceBergen Drug Co. controlan entre las tres alrededor del 85% de la distribución farmacéutica en Estados Unidos con fines comerciales y enviaron más pastillas a West Virginia que otros mayoristas.
Conforme las muertes por sobredosis de hidrocodona y oxicodona aumentaron un 67% en West Virginia entre 2007 y 2012, sus principales ejecutivos recibieron pagos por millones de dólares y sus compañías obtuvieron ingresos de miles de millones de dólares. McKesson se convirtió en la quinta corporación más grande del país y su director general fue el mejor pagado de Estados Unidos en 2012, de acuerdo a Forbes.
Los distribuidores de medicamentos afirman que sólo son intermediarios en una industria estrictamente regulada y que las pastillas nunca llegarían a manos de adictos o traficantes de no ser por doctores sin escrúpulos que escriben recetas ilegales y los farmaceutas que hacen la vista gorda.