Lexi Rivas, espera desde Nuevo Laredo, México, junto a su hija, en la ciudad a donde llegó tras ser regresada por las autoridades estadounidenses como parte del Protocolo de Protección a Migrantes. Sin embargo, el estado de Tamaulipas, es uno de los lugares donde según el Departamento de Estado de Estados Unidos, no es recomendable viajar debido a la actividad de organizaciones criminales.
“Lo que más me duele es ver sufrir a mi hija y le pido, dia a dia que me perdone, ella es un angelito y ella no sabe nada, no sabe el peligro al que la he expuesto, entonces, es cada día, es lo único que hago, pedirle perdón a ella”, dijo Lexi a la Voz de América.
El cartel de Nuevo Laredo es una “organización muy poderosa” que controla “todo lo que entra y sale del país” y de la ciudad exactamente, explicó el subdirector de la Patrulla Fronteriza de Río Grande a la VOA.
Sin embargo Lexi dice que está disputa a correr el riesgo de vivir en la ciudad mientras llega el 10 de octubre, la fecha en la que tiene que presentarse a la corte de migración el en Laredo, Texas. “El juez va a estar ahí (…)él decide si te da un permiso o no”, dijo Lexi.
Para los niños migrantes, quienes esperan en Nuevo Laredo poder empezar sus procesos de asilo los Estados Unidos están muy cerca físicamente. Sin embargo en sus procesos migratorios cada vez está más lejos.
“Yo quería llegar allá, como nos detuvieron”, dijo entre sollozos Alexis Alexander, un niño nicaragüense de 10 años, quien fue regresado con su papá a México, lo cual dice que acabó con su sueño: llegar a los Estados a estudiar”.
El ser devueltos a México es una situación que para algunos de estos migrantes significa darse por vencidos, antes de que se cumplan los aproximadamente 60 días para presentarse en corte.
“Realmente, yo lo único que quisiera ahorita es regresar a mi país”, dijo Inés Posas, una migrante hondureña.
