María Dolores Díaz decidió salir desde Honduras hacia Estados Unidos y cruzar el río Grande, en la frontera con México porque su hija de 12 años fue violada en su país natal.
Fue detenida y procesada por las autoridades. Tras varios días de detención, le autorizaron a permanecer en territorio estadounidense, con orden de presentación ante un juez.
María Dolores cuenta que el agente que la atendió le dijo que si desobedecía la cita la deportarían. “Ahí le digo yo, ‘¿cómo voy a perder una cita? Yo quiero estar acá’”, contó la migrante.
Esa no es la realidad para todos los inmigrantes que atraviesan la frontera. Miles han cruzado el mismo río, con la misma intención, pero, tras ser detenidos y procesados por las autoridades, son devueltos a México.
En ese momento, muchos se enteran que existe un protocolo de protección de migrantes, también conocido como “Permanecer en México”, una norma binacional que se implementó a partir de enero de este año.
Joel Martínez, jefe de la patrulla fronteriza de Laredo, explica que, en ambos casos, los inmigrantes tienen los mismos derechos.
“Todavía pueden solicitar asilo, solo que esta vez lo harán un poco más al sur”, dijo el funcionario.
Sin embargo, el protocolo establece que los funcionarios de la patrulla fronteriza tienen la discreción para definir si la persona, o unidad familiar, puede permanecer en Estados Unidos.
“Necesitamos ir a través de ICE y Operaciones de Aplicación de la Ley y Remoción, a fin de hacer que eso ocurra. No podemos dejarlos salir de nuestras estaciones a voluntad; tenemos que esperar a que ocurran diferentes procesos antes de poder hacerlo”, explicó a la Voz de América Joel Martínez, oficial de la Patrulla Fronteriza de Laredo, Texas
Según datos oficiales, 37 mil inmigrantes han sido enviados a México, a lo largo de toda la frontera sur, desde la implementación del protocolo. La cifra de personas como María Dolores Díaz, no está disponible.
Un juez decidirá el futuro de esta hondureña en Estados Unidos quien expresó incertidumbre ante la cita con el juez de inmigración. “No sé si él nos irá a dar otra oportunidad”, dijo la mujer.
En eso nada los diferencia, la misma incertidumbre viven quienes esperan en México.