Nicaragua cumplió esta semana 30 años del aniversario del triunfo de Violeta Barrios de Chamorro que puso fin a la revolución sandinista y al militarismo llevando la paz a un país sumido en la guerra. En ese entonces la viuda del mártir de las libertades públicas Pedro Joaquín Chamorro, decía a los nicaragüenses: “No puede existir Nicaragua sin libertad porque el alma y la razón de ser de Nicaragua es la libertad”.
Barrios de Chamorro formó parte de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional después del triunfo de la Revolución Sandinista como miembro independiente durante el primer año de gobierno revolucionario. En 1990 encabezó la Unión Nacional Opositora UNO y 30 años después su legado está más vivo que nunca en la memoria colectiva de un pueblo que nuevamente resiste la represión del Estado, como hoy afirma su hijo Pedro Joaquín Chamorro.
“Ella llevó a Nicaragua, después de una guerra de 10 años, a un proceso de reconciliación, paz y progreso. En segundo lugar, ella logró darle vuelta a una economía de guerra y convertirla en una economía de mercado, pujante. Logró la reconciliación, la institucionalización del Estado” expresó Chamorro a Voz de América.
Chamorro recuerda que su madre estableció una rutina para cenar con la familia todos los domingos, para reponer el tiempo que dedicaba a las labores políticas, aseguró que jamás abandono su carácter “campechano y jovial”, mismo que le valió la simpatía de los nicaragüenses.
Doña Violeta, como afectuosamente la llama el pueblo, ha sido la única presidenta que ha tenido el país y la primera en América Latina elegida en las urnas. En los años 90 la UNO consiguió el 54% de los votos ante el Frente Sandinista que perdió las elecciones con un 40%.Su condición de mujer también marcó la diferencia en un país altamente polarizado por las tensiones de la guerra, según la escritora y exmilitante sandinista Gioconda Belli.
“Ella inicio una manera de gobernar muy diferente que, no solo para Nicaragua fue importante. Fue capaz usando su sencillez y su manera de ser mujer de reconciliar y maternizó a Nicaragua”, dijo la reconocida escritora.
Actualmente la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro está retirada de la vida política nacional pero su legado se mantiene intacto entre opositores nicaragüenses y la mayoría del pueblo de Nicaragua.
Muchos analistas establecen un paralelismo histórico ente la Nicaragua de 1990 y la Nicaragua actual. Durante más de 12 años el exguerrillero Daniel Ortega ha permanecido nuevamente en el poder, y desde abril del 2018 el país vive fuertes tensiones a raíz de la represión estatal. Organismos de derechos humanos nacionales e internacionales han acusado al gobierno sandinista de cometer crímenes de lesa humanidad.
Otra vez se avecinan elecciones y de nuevo la oposición busca cómo unirse para poder ganar. En febrero de 1990, 14 organizaciones y partidos políticos se agruparon en la Unión Nacional Opositora (UNO).
Para la investigadora y socióloga Elvira Cuadra son muchas lecciones que deben tener en cuenta los nicaragüenses a partir de ese histórico 25 de febrero de 1990.
“Una de las más importantes tiene que ver con el valor que la ciudadanía en Nicaragua le da al ejercicio del voto, pero también, estableció una convicción muy fuerte de paz y de cambios políticos a través de mecanismos democráticos. El 25 de febrero es importante no solo para Nicaragua sino para toda Centroamérica porque aceleró la firma de los acuerdos de paz en El Salvador y Guatemala”, explicó Cuadra.
El periodista Carlos Fernando Chamorro, hijo de la expresidenta, lamentó que muchos de los logros alcanzados por la administración de su madre, entre ellos, la libertad de prensa, hayan sido nuevamente arrebatados por lo que califica como un “gobierno dictatorial”.
“Hoy esos logros son una aspiración de cambio programático para Nicaragua por los que todos tenemos que luchar, y lo que nos enseña es que hay que preservarlos, hay que mantenerlos, hay que luchar por ellos; porque perfectamente un régimen autoritario los puede desmantelar como ya ocurrió en Nicaragua”, apuntó Chamorro.
Sobre la actual unidad opositora que pretende enfrentar a Ortega en los comicios del 2021, Chamorro considera que su principal reto no es ganar las elecciones, sino gobernar Nicaragua con un proyecto de país que trascienda un proceso electoral y que aspire a construir una mayoría política que se pueda preservar por varios periodos.