En un discurso televisado el 21 de febrero, el presidente Vladimir Putin se dirigió a los pueblos de Rusia y Ucrania para “explicar”, en sus palabras, las razones de la respuesta del Kremlin a “la crítica y aguda situación” en la región de Dombás, en el este ucraniano.
Ese mismo día, Putin reconoció formalmente a dos sectores de Dombás que estaban controlados por separatistas respaldados por Rusia como “estados independientes” y ordenó la entrada en Ucrania de tropas rusas, lo que generó una condena internacional.
Después de la invasión, el portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Ned Price, dijo el 23 de febrero que el objetivo “es impedir el peor escenario… horribles abusos a los derechos humanos, atrocidades (y) potenciales crímenes de guerra”.
Rusia negó por muchos meses que planeaba invadir a Ucrania, al tiempo que amasaba cerca de 200.000 tropas alrededor de las fronteras de su vecino.
Putin dedicó casi la mitad de su discurso de una hora del 21 de febrero a la historia de Ucrania, de Rusia y de la Unión Soviética. En resumen, reclamó que Ucrania siempre ha sido una región rusa y existe ahora como nación soberana solo porque los líderes de la desaparecida Unión Soviética cometieron el “error” de otorgar a Kiev un derecho constitucional para separarse.
“Así, comenzaré con el hecho de que la moderna Ucrania fue total y completamente creada por Rusia, más precisamente por la Rusia bolchevique comunista”, dijo.
El discurso incluyó también otros temas con declaraciones engañosas, desinformación y omisiones sobre la expansión de la OTAN en Europa, el sistema político de Ucrania, el tratamiento de los rusos y la religión en el país, y su capacidad nuclear.
Respecto a la historia de Ucrania, Putin pasó por alto varios capítulos, como el brutal tratamiento de Ucrania bajo las autoridades soviéticas. Además, en su rechazo tajante a la independencia ucraniana, Putin no mencionó los tratados y acuerdos que respaldaron su soberanía e integridad territorial. También lanzó amenazas belicosas contra Kiev y expresó acusaciones exageradas de corrupción y estado fracasado contra Kiev.
“El discurso de Putin fue una diatriba llena de disparates históricos”, dijo a Poligraph.info Mark Kramer, director del Proyecto de Estudios de la Guerra Fría del Centro Davis de la Universidad de Harvard.
Manfred Quiring, un analista político alemán, periodista y exitoso autor de libros sobre la historia de Rusia y la Unión Soviética, acusó a Putin de “usar selectivamente artificios históricos para dar una apariencia de legitimidad a su agresiva política de conquista”.
El corresponsal diplomático de la BBC Paul Adams escribió: “Mucho del discurso de Vladimir Putin sobre Ucrania sonaba como un sueño delirante. Una visión dantesca de un país económicamente lisiado, totalmente corrupto, inclinado a desarrollar armas nucleares y de destrucción masiva, e ingrato a toda la generosa atención prodigada por Rusia desde la independencia”.
Ucrania sobrevivió a varias guerras devastadoras y ocupaciones antes de pasar a ser parte del Imperio Ruso en el siglo XVIII.
Putin fue tan lejos que ni mencionó la lucha de Ucrania por su independencia. Los ucranianos lucharon contra el dominio soviético en 1917 y declararon la independencia en 1918, pero el este de Ucrania cayó ante el Ejército Rojo y el oeste se convirtió en parte de Polonia. La URSS reocupó el oeste de Ucrania antes de la Segunda Guerra Mundial bajo un tratado que firmó con la Alemania Nazi.
Putin desconoció el hecho de que más del 93 % de los ucranianos votaron por la independencia de Rusia en 1991 después que Ucrania, Bielorrusia y Rusia firmaron el acuerdo de Belovezha, que declaro que “la URSS deja de existir como sujeto de las leyes internacionales y la realidad geopolítica”.
Los firmantes del tratado, las exrepúblicas soviéticas, prometieron respetar mutuamente sus soberanías e integridad territorial.
En su lugar, Putin prometió en su discurso “rectificar” los errores de Vladimir Lenin, el líder bolchevique de la Revolución rusa de 1917, y del dictador José Stalin, que lo sucedió.
En su crítica a Lenin y Stalin por las “libertades” que supuestamente otorgaron a Kiev, que ulteriormente permitieron la “creación” de una Ucrania soberana, Putin no profundizó en el tratamiento que recibió Ucrania de la URSS, que incluyó el Terror Rojo bajo Lenin, las represiones de Stalin y el Holomodor, una devastadora hambruna bajo la planificación estatal soviética que arrasó con la población ucraniana.
El Terror Rojo en Ucrania tuvo lugar durante la Guerra Civil de Rusia en 1919, e incluyó ejecuciones masivas de burgueses encarcelados. Miles fueron asesinados en Odesa y Kiev. Ejecuciones masivas por los bolcheviques de Lenin ocurrieron al año siguiente, con un saldo calculado de 50.000 personas, en su mayoría civiles, fusiladas o ahorcadas.
Una hambruna se extendió por la URSS de 1931 a 1934, en la que murieron millones, en su mayoría ucranianos. Comenzó bajo el decreto de Stalin de colectivizar la agricultura, lo que dio lugar a grandes escaseces de alimentos. Partes del decreto de Stalin fueron exclusivas para Ucrania, un territorio agrícola. Los soviéticos buscaban impedir que Kiev se separara de la URSS en medio de una serie de rebeliones contra Moscú. El Holodomor (“hambre” y “exterminio” en ucraniano) fue devastador.
Según la Enciclopedia Británica:
“En el otoño (1932) el Politburó soviético, el liderazgo del Partido Comunista Soviético, tomó una serie de decisiones que ampliaron y profundizaron la hambruna en los campos ucranianos. Granjas, aldeas y poblados completos en Ucrania fueron incluidos en listas negras que les impidieron recibir comida. A los campesinos se les prohibió salir de la república ucraniana en busca de alimentos. A pesar de la creciente inanición, las solicitudes de comida aumentaron y no se recibió ayuda en cantidades suficientes …
“El resultado de la campaña de Stalin fue una catástrofe. En la primavera de 1933, las tasas de mortalidad en Ucrania se dispararon. Entre 193 y 1934, al menos 5 millones de personas murieron de hambre en toda la URSS. Entre ellas, de acuerdo con un estudio de un equipo demográfico de Ucrania, fueron al menos 3,9 millones de ucranianos. Los archivos de la policía contienen múltiples descripciones de instancias de canibalismo, así como de anarquía, robos y linchamientos. Fosas masivas se cavaron en las áreas rurales.
La hambruna afectó también a la población urbana, aunque muchos pudieron sobrevivir gracias a las cartillas de racionamiento. Aun así, en las grandes ciudades ucranianas podían observarse cadáveres en las calles”.
En su discurso, Putin atribuyó la culpa de la independencia de Ucrania no solo a Lenin y Stalin, sino también a los siguientes líderes y a un cisma dentro del Partido Comunista Soviético que resultó en derechos de soberanía para las repúblicas soviéticas en 1989.
“¿No está claro adónde llevaron todas esas formulaciones y decisiones?”, preguntó Putin retóricamente. “Dos años antes del colapso de la URSS este resultado era una conclusión anunciada”.
“Los errores históricos y estratégicos de los líderes bolcheviques, el liderazgo del PCUS, cometidos en tiempos diferentes de la formación del estado, y las políticas nacionales y económicas, llevaron a la desintegración de nuestro unido país”, dijo Putin. “El colapso histórico de Rusia bajo el nombre de la URSS está en sus conciencias”.
Pero esa no es la historia completa.
Quiring señaló que Putin esencialmente descartó una serie de acuerdos diplomáticos post soviéticos que influyeron en la soberanía de Ucrania, entre ellos la Carta de París, que prometió proteger la independencia política de los estados; el Memorando de Budapest, bajo el cual Ucrania y otras exrepúblicas soviéticas cedieron armas nucleares por protección territorial, y otros tratados amistosos entre Rusia y Ucrania.
Rusia sigue siendo parte de esos acuerdos y las acciones de Putin contra Ucrania violan las obligaciones de Moscú. Pero el Kremlin insiste en que son Kiev y Occidente los que violan las leyes internacionales, no Rusia.
Según Quiring, las críticas de Putin a sus predecesores comunistas y soviéticos “solo tienen un propósito: él denuncia un ‘exceso de autonomía dentro de la Unión Soviética como una ‘bomba de tiempo’ que llevó al fin el imperio multinacional en 1991. Ahora quiere corregir este ‘error’, no necesariamente en la forma de una Unión Soviética 2,0. Putin prefiere el imperio zarista como modelo”.
Para 2013, Ucrania se estaba aproximando a la Unión Europea. Cuando el presidente prorruso Víctor Yanukóvich bloqueó un proyecto de asociación con el bloque europeo sucedieron las llamadas protestas de Maidan, que llevan el nombre de una plaza de Kiev. En sangrientos choques subsiguientes, Yanukóvich tuvo que escapar a Rusia, desde donde, junto al Kremlin, afirma que fue un golpe de estado.
Esos acontecimientos, en turno, provocaron la anexión de Crimea por Rusia al año siguiente y el apoyo militar del Kremlin a los activistas prorrusos de la región de Dombás, donde el conflicto ha dejado hasta ahora unos 14.000 muertos.
El discurso de Putin en gran parte reanudó la propaganda de Rusia sobre su papel en la historia ucraniana.
“Maidan no acercó a Ucrania a la democracia y el progreso”, dijo Putin. “Tras ejecutar un golpe de estado, los nacionalistas y las fuerzas políticas que los respaldaron llevaron finalmente la situación a un estancamiento y empujaron a Ucrania al abismo de una guerra civil. Ocho años después de esos acontecimientos el país está dividido. Ucrania está experimentando una aguda crisis socioeconómica”.
Putin describió a Ucrania como un “estado fallido devastado por la pobreza y la corrupción” y “enfrentado a un colapso económico y político”, mientras “su pueblo sufre el genocidio” cometido por su “régimen nazista” que “aterroriza a la disidencia”.
De nuevo, los hechos muestran otra cosa. Desde Maidan, Rusia es el país que ha intervenido militarmente en Dombás y Crimea, primero describiéndolo como una “guerra civil” y ahora como una misión pacificadora de las tropas rusa. Las intervenciones de Rusia en Ucrania de 2014 fueron ampliamente condenadas como violaciones de la ley internacional al igual que las actuales acciones en Dombás.
En cuanto a la salud de Ucrania como república democrática, ningún estado es perfecto. Ucrania ocupó el lugar 122 entre 180 países en el índice más reciente de percepciones de corrupción de Transparencia Internacional, mientras que Rusia apareció en el 136.
Freedom House, un grupo imparcial que registra cada año el progreso o el declive de los países en derechos humanos y civiles, consistentemente coloca a Ucrania por encima de Rusia, más del doble más libre. En su reporte anual más reciente. Freedom House dijo:
“El poder en el sistema político autoritario en Rusia está concentrado en las manos del presidente Vladimir Putin. Con fuerzas de seguridad leales, un sumiso sistema judicial, un entorno de prensa controlado y una legislatura compuesta del partido oficialista y facciones de oposición complacientes, el Kremlin logra manipular las elecciones y suprimir a la oposición genuina. La corrupción rampante facilita vínculos variables entre los burócratas y el crimen organizado”.
[Publicado por Polygraph.info]
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