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Médicos Sin Fronteras se retira de hospital en Caracas


Nancy Rodríguez, paciente de COVID-19 de 76 años, explica su batalla con el virus bajo una carpa para pacientes que serán dados de alta del Hospital Pérez de León II, hospital público donde opera Médicos Sin Fronteras, el 22 de septiembre de 2020.
Nancy Rodríguez, paciente de COVID-19 de 76 años, explica su batalla con el virus bajo una carpa para pacientes que serán dados de alta del Hospital Pérez de León II, hospital público donde opera Médicos Sin Fronteras, el 22 de septiembre de 2020.

El grupo humanitario Médicos Sin Fronteras (MSF) se retiró de un hospital en un barrio de escasos recursos en Venezuela que había sido uno de los mejor equipados en el país para tratar a pacientes con COVID-19, y dijo que las restricciones impuestas por el gobierno imposibilitaban su trabajo.

Unos 40 profesionales extranjeros, entre médicos, enfermeros y técnicos, no han podido obtener permisos para trabajar en Venezuela este año, lo que MSF dice le ha forzado a comenzar a cerrar su atención a pacientes de coronavirus en el hospital público Pérez de León II.

“Luego de meses luchando por el ingreso de personal internacional nos vemos obligados a una decisión que no queríamos tomar y que no será positiva para nadie”, le dijo a la Associated Press el miércoles Isaac Alcalde, coordinador de MSF en Venezuela. “Nos cuesta mucho entender que MSF no pueda conseguir esos permisos”.

Antes de la llegada de la pandemia, Venezuela estaba inmersa en una crisis económica y política de varios años que ha dejado muchos hospitales públicos en ruinas, carentes de servicios básicos como agua y personal suficientes. La emigración de médicos y enfermeros ha obligado a familiares de pacientes a comprar ropa protectora para ingresar a los pabellones de COVID-19 de otros hospitales para cuidar a sus seres queridos personalmente.

La pandemia llegó a Venezuela en marzo. Las autoridades reportan casi 900 muertes entre los alrededor de 100.000 casos registrados, aunque los críticos del gobierno del presidente Nicolás Maduro dicen que la cifra es mucho mayor, dado que muchos enfermos prefieren quedarse en casa antes de acudir a los atribulados hospitales.

Entre sus proyectos en Venezuela, Médicos Sin fronteras rehabilitó al inicio de la pandemia el pabellón en el hospital público en Caracas para operar a niveles de primera. El hospital está en Petare, uno de los barrios más pobres y temidos de la capital.

Junto a la entrada del hospital, se registró recientemente una fuga de agua en una calle transitada y ruidosa, mientras que apenas unos pocos pasos adentro, pacientes con COVID-19 en condiciones graves se aferraban a la vida conectados a respiradores y rodeados de personal médico.

A pesar de las restricciones, MSF dijo que se las ingenió para cubrir muchas de las posiciones con personal venezolano calificado. Pero también se necesita un equilibrio con especialistas internacionales en Venezuela familiarizados con los procesos de la agrupación para garantizar los estándares de calidad.

El equipo de 150 médicos, enfermeros, psicólogos y técnicos — que ahora están en riesgo de perder sus empleos — han examinado a unos 3.500 pacientes con COVID-19, especialmente en Petare.

“Bueno, en lo personal es un tema fuerte, sensible, por supuesto, como venezolana, como personal de salud y como persona que estuvo activa desde el día 1”, dijo Maribelsi Mancera, jefa de enfermería para MSF en el hospital. “No entendemos las circunstancias por la cual se está realizando, esta retirada”.

Médicos Sin Fronteras, sin embargo, dijo que mantendrá algunos de sus programas en el hospital y en los otros 39 proyectos que apoya en el país. Aunque dejará algunos suministros, su retiro es un duro golpe para las gestiones para garantizar una atención adecuada por COVID-19 en un área vulnerable.

La organización humanitaria, que trabaja en zonas de conflicto y crisis en todo el mundo, dijo que las restricciones en Venezuela pudieran terminar impactando otros proyectos, que incluyen el combate a la malaria.

El ministerio de Comunicaciones de Venezuela no respondió a una solicitud de comentario de The Associated Press.

El congresista opositor Miguel Pizarro, representante de Venezuela ante la ONU, dijo que lamentaba la decisión de MSF, a la que llamó un síntoma del maltrato por el gobierno hacia otras organizaciones que tratan de asistir al país en crisis.

“Una organización humanitaria siempre insiste, sólo toma estas decisiones cuando las condiciones comprometen la integridad y eficiencia de su operación, el espacio humanitario en Venezuela requiere más que voluntad de las organizaciones y de los políticos, requiere condiciones reales y accesos sin restricción y sin propaganda y eso no pareciera existir hoy”, dijo Pizarro.

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