La oposición no debe sentirse empoderada por la abstención de votantes en el proceso electoral del pasado domingo en Venezuela, de 69,5 por ciento, según expertos en ciencias políticas.
Treinta y siete partidos que detractan del gobierno en disputa de Nicolás Maduro boicotearon las elecciones parlamentarias promovidas por el chavismo para recobrar de facto su poder legislativo, al considerar que la votación fue un “fraude” que violó numerosas normas constitucionales y legales de Venezuela.
Solo 6,2 de 20,7 millones de electores registrados acudieron a los centros de votación, que, en su mayoría, estuvieron desolados. Diputados de la Asamblea Nacional electa en diciembre de 2015, así como una vocera del Departamento de Estado, afirmaron que la participación real fue de menos de 20 por ciento.
El madurismo clamó victoria al concentrar 4,2 millones de los votos. Ese Parlamento se instalará el 5 de enero del próximo año, integrado por figuras prominentes del chavismo, como Cilia Flores, esposa de Maduro, y Diosdado Cabello, considerado el segundo hombre fuerte del oficialismo.
Sería un error que la oposición se proclame responsable de ese altísimo porcentaje de apatía electoral que se demostró el domingo, opina el politólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela, Víctor Maldonado.
“Ninguno de los que están en este momento haciendo política deberían sentirse empoderados por el mensaje de indiferencia que dio el pueblo venezolano. Hay un vaciamiento muy peligroso del sentido de la política, del liderazgo político”, advierte el docente en entrevista con la Voz de América.
Maldonado concluye que el venezolano está asumiendo con indiferencia cualquier propuesta política en un contexto de crisis económica, pandemia y frustración de objetivos propuestos por la dirigencia de los partidos.
“La política no le da la talla, desde el punto de vista de un gobierno que no es eficaz, no garantiza vida, propiedad, ni libertad, ni servicios públicos, y tampoco está prestándole atención a una oposición que también es ineficaz, que no garantiza un curso estratégico en el que la empatía sea el signo”, analiza.
La oposición venezolana inició esta semana una consulta popular constitucional para preguntarle a los electores dentro y fuera del país sobre la continuidad de Maduro, la solicitud de asistencia de la comunidad internacional para zanjar la crisis nacional y su impresión en cuanto a la legitimidad de las parlamentarias.
Ganó la "dignidad"
Maldonado cree que una lectura serena de los resultados del domingo pasado permite concluir que la máxima ganadora fue “la condición digna de los venezolanos”, que, a su juicio, no se deja doblegar por lo que llama “alucinaciones del régimen” ni por las estrategias poco claras de la oposición.
Luis Vicente León, presidente de la firma Datanálisis, valora que el desánimo del electorado venezolano también refleja, en general, una apatía hacia el sistema político donde actúan quienes critican y encaran al madurismo.
“Esa apatía afecta también a la consulta popular. Una cuarta parte de la población no sabe de qué va, qué significa, independientemente del resultado. No son eventos verificables, ni auditables. No representan un estímulo a la reinserción nacional, ni una solución” a la crisis nacional, comenta a la VOA.
Una encuesta de Datanálisis, publicada dos semanas antes de las votaciones por el Parlamento, reveló que 62,2 por ciento de la población no se siente identificado con la dirigencia del chavismo ni de la oposición.
Maduro, tras proclamarse “ratificado” en el cargo por los resultados del domingo, llamó al partido de gobierno a alistarse a participar en las elecciones de gobernadores a celebrarse en 2021.
León estima que sería una equivocación estratégica desaprovechar el altísimo porcentaje de descontento hacia Maduro de cara a nuevos procesos electorales.
Antes, acota, debe haber una revisión dentro del gobierno interino de Juan Guaidó y de los partidos que le respaldan. “Absolutamente, viene una recomposición. Vendrán meses de reconstrucción interna, con retos especiales para Guaidó” como líder visible de ese movimiento, apunta.
Maldonado es pesimista sobre el cambio de rumbo de la apatía electoral. “Hay una desafección irreversible con estos políticos. Todo el mundo sabe que es indiferente si un gobernador es de un color o del otro, porque todos terminan gravitando dentro de una misma lógica de desprecio y de falta de empatía con el ciudadano”, indica.
Teme que el “vacío de respaldo político” afecte a las partes enfrentadas en Venezuela. Opina que las elecciones regionales pueden convertirse es “el canto del cisne de muchos partidos políticos”, que pondría en riesgo sus dignidades.