La ofensiva de la Casa Blanca en la lucha contra el narcotráfico en Latinoamérica se afianza en Colombia. Así lo confirmó la llegada al país, a principios de junio, de la primera Brigada de Asistencia de Fuerza de Seguridad.
Según un comunicado de la embajada de Estados Unidos en Colombia, el objetivo de la misión es asesorar durante cuatro meses a las fuerzas armadas colombianas y ayudar en operaciones en naciones aliadas.
Aunque no es la primera vez que las fuerzas armadas de Estados Unidos colaboran en tareas de capacitación con militares colombianos, lo novedoso es que sean las fuerzas de Asistencia de Fuerza de Seguridad las que vayan al país suramericano.
Según Stephen Donehoo, analista de riesgo de McLarty Associates, efectivos de ambos ejércitos “se están entrenando conjuntamente para que se conozcan, para que entiendan cómo el uno trabaja como el otro, y para que en caso de que tengan que trabajar conjuntamente en alguna situación puedan hacerlo sin tener problemas".
Con experiencia previa en Senegal y Afganistán, es la primera vez que una de estas brigadas trabaja en un país de la región desde su creación en 2018. Michael Vigil, quien sirvió durante décadas en la agencia para el control de Drogas de Estados Unidos, llegando a ser el jefe de operaciones internacionales, calificó de “sorprendente” la decisión de la administración Trump de utilizar a las Fuerzas de Asistencia de Seguridad para entrenar al ejército colombiano.
“Estos elementos ni siquiera hablan el idioma y aparte no conocen la historia de Colombia, la cultura ni la situación en el campo. Y qué es lo que van a enseñar a Colombia, porque Colombia lleva décadas trabajando en este asunto contra los subversivos, los carteles, los paramilitares y los elementos de Estados Unidos nada más van a estar allá durante cuatro meses”, dijo Vigil en entrevista con la Voz de América.
La primera vez que la Casa Blanca mencionó el uso de una de estas brigadas para Latinoamérica fue el 1 de abril cuando el presidente Trump anunció la operación antinarcóticos en el Caribe cerca de Venezuela.
Una semana antes, el 26 de marzo, era el Departamento de Justicia el que presentaba Nicolás Maduro por Narcoterrorismo, poniendo una vez más a Venezuela en el centro de la diana en la lucha de Estados Unidos contra los narcóticos en la región.
“Es una misión plenamente contra el narcotráfico. Pero a la misma vez, cuando esas naves operan en estas aguas también conllevan sistemas de inteligencia, de reconocimiento aéreo, de reconocimiento electrónico... Si yo estuviera en una situación con estas órdenes de captura internacionales, estas recompensas de 15 millones de dólares por mi detención, estaría un poco nervioso”, dijo Setphen Donehoo, ex asesor de seguridad de la Casa Blanca a la Voz de América.
Desde la llegada de Donald Trump al despacho oval, el gobierno estadounidense ha incrementado la presión contra Nicolás Maduro y sus aliados con varias rondas de sanciones al petróleo venezolano para asfixiar las finanzas del gobierno en disputa y favorecer una transición democrática en Venezuela.
Una ofensiva, que en los últimos meses se ha centrado también en cortar el flujo de ingresos que, según el departamento de Justicia de Estados Unidos, Maduro y los suyos obtendrían actualmente del narcotráfico.
Según el ex jefe de operaciones internacionales de la DEA, Michael Vigil, “Estados Unidos está mandando estos elementos de las Fuerzas Especiales a Colombia para mandar un mensaje a Nicolás Maduro de que posiblemente van a tomar acción en contra de Venezuela. Pero eso nunca va a suceder porque eso puede crear una situación muy negativa para toda América Latina del imperialismo de Estados Unidos”.
El gobierno de Colombia, a través de su ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, aseguró que la presencia de la Unidad de élite de Estados Unidos en el país no obedece a ningún plan de participar en operaciones sobre el terreno, sino que haría parte de los acuerdos de cooperación firmados hace décadas entre Colombia y Estados Unidos.
