Honrar al Nazareno de San Pablo es una tradición que expresa la fe de los feligreses católicos en Venezuela desde hace alrededor de 300 años.
La imagen del Nazareno llegó a Venezuela a principios del siglo XVll. Según la tradición, en 1696 hubo una extraña epidemia que azotó a la población caraqueña. Con decenas de muertos y contagiados, los caraqueños imploraron al Nazareno por una cura de la epidemia. En medio de una procesión, la imagen tropezó con un limonero e hizo caer sus frutos, que fueron usados para hacer el jugo que erradicó la enfermedad.
Desde entonces es venerado el Nazareno de San Pablo, quien es considerado el santo más milagroso de toda Venezuela.
Desde hacía cuatro años no se realizaban las celebraciones durante Semana Santa. Este año se recuperó por completo la normalidad de la veneración al Nazareno de San Pablo, con las misas a partir de la medianoche, y regresó el ambiente festivo, lleno de fe y espiritualidad que caracteriza a los venezolanos, dijo el párroco de la basílica, Armelin de Sousa.
“Particularmente le pido mucho por el país. Esta devoción refleja lo que somos, aunque seamos todos distintos. Aquí estamos todos unidos en torno al mismo señor, una sola fe. Pido porque seamos una nación próspera donde cada ciudadano tenga una vida digna, porque nos lo merecemos”, dijo el párroco.
La mayoría de los devotos comentan que acuden a la basílica de Santa Teresa, en Caracas, para dar gracias por la cura de alguna enfermedad, por algún hecho milagroso en torno a la salud o para “pagar una promesa”.
Además reiteran sus peticiones por la paz del país, por ser una nación próspera, donde todos los venezolanos puedan tener lo necesario para una vida digna.
Francisco Moya, de 70 años, dice que acude a la basílica desde pequeño desde Capurano “a honrar a nuestro señor”.
“Hoy estoy aquí con este ruego y desde hace 15 años estoy llevando mi cruz, pidiéndole por el bienestar de toda la familia y que a pesar de todos los pesares que estamos viviendo, nos de mucha fortaleza”, dijo Moya a la Voz de América.
El hombre le pide a las autoridades que se ocupen del país. Reitera que hoy más que nada pide por la paz, la armonía y la esperanza de Venezuela.
Felicia González, de 58 años, dice que tiene una conexión especial con el Nazareno de San Pablo.
“Vengo a ver a mi Nazareno desde hace 26 años. Mi hijo José nació de 5 meses (...) nadie me daba esperanza de que pudiera vivir, y aquí estoy después de tantos años agradeciéndole porque mi hijo hoy está vivo y tiene salud”, dijo la mujer.
También dijo que siempre le pide y ruega para que el país salga de tanta miseria y pobreza.
Como González, muchas madres venezolanas cuando agradecen al Nazareno.
Romelia Pérez, de 22 años, hizo una promesa al Nazareno porque su hija estuvo "a punto de morir" desnutrida y deshidratada. “Hoy mi hija está bien, mi hija se salvó”, contó.
Betty Mercedes Lugo, de 56 años, que lleva más de 15 años siendo devota del Nazareno y siempre suele agradecer por la salud y el futuro del país. “Le pido al nazareno que nos siga llenando de paz , que nuestro país se mejore, es lo que más deseo, mucha bendición para nuestro país”, declaró.
Con 12 misas a lo largo de más de 15 horas, los feligreses acompañaron el miércoles al Nazareno. La primera misa comenzó al filo de la medianoche y las siguientes se celebraron cada hora y media.
En el exterior de la basílica, más de 50 vendedores informales ofrecen a los creyentes estampitas, túnicas moradas, rosarios, pulseras y collares alusivos al Nazareno.
Ester Yáñez lleva más de 20 años en esos menesteres y siente orgullo de su trabajo en esta fecha.
“A pesar que han pasado muchísimos años desde que estoy aquí, me impresiona ver la cantidad de gente que aún cree y tiene fe en el Nazareno, siempre pasa alguien que se lleva su estampita o se lleva algo”, dijo a la Voz de América.
Ella afirma que además de vendedora es fiel creyente y devota del Nazareno de San Pablo. “Mi fe y mi amor por él están reflejados en esto que vendo”.
El obispo auxiliar de Caracas, Carlos Márquez, dijo que tienen “una fuerza espiritual que nos va a permitir dejar a un lado el odio, la violencia y la persecución".
"Estoy muy feliz por ver nuevamente a la Basílica de Santa Teresa repleta de fieles que quieren expresarle su amor al Nazareno de San Pablo”, agregó.
El arzobispo de Caracas, cardenal Baltazar Enrique Porras, dijo en misa que Venezuela no está en un callejón sin salida. “Necesitamos reconciliarnos con nosotros mismos, con nuestra propia historia”.
“El presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino", agregó Porras.
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