El presidente Hugo Chávez puso una serie de condiciones para la apertura del diálogo con la oposición, advirtiendo de que es necesario que “demuestren voluntad de convivencia” con su proyecto socialista del siglo XXI.
"Queremos que ellos (la oposición) expongan sus elementos definitorios para la apertura al diálogo, la convivencia y la paz. Pero es necesario que esos dirigentes hablen claro y demuestren voluntad de convivencia", dijo el presidente el martes en una rueda de prensa en el Palacio de Miraflores.
El chavismo triunfó en 22 de los 24 estados del país y en más del 80 por ciento de los municipios, un triunfo inobjetable con el que Chávez espera profundizar su proyecto político-económico.
Pero la oposición también reclama protagonismo en base a los 6,5 millones de votos obtenidos en los comicios.
Horas más tarde, el candidato perdedor en las elecciones, Henrique Capriles, dijo que "lo peor que puede hacer" el Gobierno es leer el resultado del proceso electoral con "soberbia".
"Estoy seguro que el pueblo venezolano no ha dado un cheque en blanco y el Gobierno tiene que administrar eso bien, porque si no el pueblo es el que cobra", dijo Capriles en su primera rueda de prensa tras los comicios.
De la misma manera, Capriles mostró interés en dialogar, pero con la condición de que cesen los insultos por parte del jefe de Estado.
"No nos interesa ir a tomarnos un café (con el presidente). El diálogo tiene que ser con todos, no con las cúpulas", dijo Capriles, quien consideró que su aceptación de la derrota debe parar el "disco rayado" de un Gobierno que siempre pone en duda las credenciales democráticas de la oposición.
Pero el diálogo entre las dos fuerzas aún se ve lejano. Si bien Chávez por primera vez mencionó a Capriles por su nombre –mientras en la campaña sólo se refirió a él como "majunche" (mediocre), "cochino" y "fascista"—también se volvió a referir a la oposición como los enviados del "imperio" estadounidense y las grandes corporaciones y pidió "cambios" en la elite opositora.
"La derecha trató de esconder su propuesta neoliberal utilizando códigos como el progreso, abrazando las misiones (sociales) y negando su propia esencia", resumió el mandatario.
Chávez ha prometido que su tercer mandato pondrá al país petrolero en una senda sin retorno hacia el ecléctico "socialismo del siglo XXI" con un plan que presentará cuando asuma en enero de 2013 y que incluirá medidas para "blindar" su modelo de control estatal sobre la economía.
Ese es precisamente el abismo político que los separa. "Señor presidente, el modelo no funciona", le respondió Capriles.
Chávez ve las cosas de otra manera. "Tienen que dejar la visión catastrófica del país—dice. Ellos niegan lo que el Gobierno hace y lo que el pueblo logra. Esta es la mejor Venezuela que ha existido en 200 años de historia".
"Queremos que ellos (la oposición) expongan sus elementos definitorios para la apertura al diálogo, la convivencia y la paz. Pero es necesario que esos dirigentes hablen claro y demuestren voluntad de convivencia", dijo el presidente el martes en una rueda de prensa en el Palacio de Miraflores.
El chavismo triunfó en 22 de los 24 estados del país y en más del 80 por ciento de los municipios, un triunfo inobjetable con el que Chávez espera profundizar su proyecto político-económico.
Pero la oposición también reclama protagonismo en base a los 6,5 millones de votos obtenidos en los comicios.
Horas más tarde, el candidato perdedor en las elecciones, Henrique Capriles, dijo que "lo peor que puede hacer" el Gobierno es leer el resultado del proceso electoral con "soberbia".
"Estoy seguro que el pueblo venezolano no ha dado un cheque en blanco y el Gobierno tiene que administrar eso bien, porque si no el pueblo es el que cobra", dijo Capriles en su primera rueda de prensa tras los comicios.
De la misma manera, Capriles mostró interés en dialogar, pero con la condición de que cesen los insultos por parte del jefe de Estado.
"No nos interesa ir a tomarnos un café (con el presidente). El diálogo tiene que ser con todos, no con las cúpulas", dijo Capriles, quien consideró que su aceptación de la derrota debe parar el "disco rayado" de un Gobierno que siempre pone en duda las credenciales democráticas de la oposición.
Pero el diálogo entre las dos fuerzas aún se ve lejano. Si bien Chávez por primera vez mencionó a Capriles por su nombre –mientras en la campaña sólo se refirió a él como "majunche" (mediocre), "cochino" y "fascista"—también se volvió a referir a la oposición como los enviados del "imperio" estadounidense y las grandes corporaciones y pidió "cambios" en la elite opositora.
"La derecha trató de esconder su propuesta neoliberal utilizando códigos como el progreso, abrazando las misiones (sociales) y negando su propia esencia", resumió el mandatario.
Chávez ha prometido que su tercer mandato pondrá al país petrolero en una senda sin retorno hacia el ecléctico "socialismo del siglo XXI" con un plan que presentará cuando asuma en enero de 2013 y que incluirá medidas para "blindar" su modelo de control estatal sobre la economía.
Ese es precisamente el abismo político que los separa. "Señor presidente, el modelo no funciona", le respondió Capriles.
Chávez ve las cosas de otra manera. "Tienen que dejar la visión catastrófica del país—dice. Ellos niegan lo que el Gobierno hace y lo que el pueblo logra. Esta es la mejor Venezuela que ha existido en 200 años de historia".