Uruguay es el único país del Mercosur que ofrece la residencia permanente a los migrantes de los estados miembros y los asociados del organismo. Debido a la crisis que vive su país, los venezolanos que llegan a la nación sudamericana son uno de los grupos que más se han beneficiado de esta política.
¿Qué tiene que ver el Mercosur?
En el 2004, las naciones parte del Mercosur (Uruguay, Paraguay, Brasil, Argentina y, en ese momento, Venezuela) firmaron un acuerdo sobre la residencia para los ciudadanos de dichas naciones.
Este acuerdo permite a los ciudadanos de los países miembros del Mercosur que quieran emigrar a otra nación parte obtener una residencia temporal con mayor facilidad. Para hacerlo solo tienen que presentar un pasaporte o documento de identidad válido, la partida de nacimiento y una certificado de antecedentes penales.
Venezuela fue suspendida indefinidamente del Mercosur en el 2017, sin embargo, países como Argentina o Uruguay siguen permitiendo que los ciudadanos venezolanos se beneficien de la llamada ‘residencia Mercosur’.
Uruguay, como explicó Jorge Muiño, director general para asuntos consulares y vinculación del Ministerio de Relaciones Exteriores, da un paso más allá.
La ley 19.254, aprobada en el 2008, permite a los ciudadanos de los estados parte y los asociados del Mercosur (Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam), obtener la residencia permanente de manera gratuita.
¿Cuáles son los requisitos que se piden a los venezolanos (y demás nacionalidad parte del Mercosur) para solicitar la residencia temporal en Uruguay?
Solo es necesario un documento de identidad, que puede ser tanto pasaporte como DNI del país, un certificado de antecedentes penales del país donde se residió en los últimos cinco años y, en caso de que se trate de un menor, un permiso de ambos padres.
Los antecedentes penales, debidamente apostillados, suelen ser el documento al que más dificultad tienen para acceder los migrantes venezolanos, según explicó Muiño. Sin embargo, para facilitar la tramitación de la residencia, inmigración es flexible y otorga plazos para que los venezolanos puedan conseguir el documento apostillado y seguir con el procedimiento.
También, adelantó el director, Uruguay está trabajando en un sistema que permitiría aceptar un apostillado online, facilitando así el trámite de la residencia sin el documento físico. Sin embargo, aún no se sabe cuándo empezaría a funcionar este sistema ni qué implicaciones tendrá.
El proceso entre que se presenta la aplicación y se da una resolución puede llegar a durar varios meses. En ese periodo, el migrante recibe una “constancia, donde se puede sacar una cédula provisoria, que es igual a la de un ciudadano uruguayo, para dejarlo [al migrante] en la mismas condiciones y las misas posibilidades” dijo el director general.
La probabilidad de que la solicitud de residencia sea aprobada es alta: de acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores, desde 2014 solo se denegaron 24 peticiones de los ciudadanos de países del Mercosur.
¿Cómo es el mercado laboral para los migrantes venezolanos en Uruguay?
Con la cédula provisoria, los migrantes pueden entrar al sistema de seguridad social del país, lo cual según Ángel Arellano, venezolano residente en Montevideo y periodista, “genera estabilidad temprana para el [venezolano] que está en el Uruguay. ”
Tanto autoridades gubernamentales como líderes de la sociedad civil, coinciden en que los venezolanos que migran al país encuentran trabajo con facilidad debido a que, en su mayoría, cuentan con un alto nivel de estudios. Sin embargo, la dificultad la enfrentan a la hora de encontrar un puesto en el que puedan desempeñarse en la profesión que ejercían en su país.
El caso de Arellano es un ejemplo de ello; el venezolano tenía un título de grado cuando llegó a Montevideo. Aunque tenía la intención de continuar sus estudios, meta que consiguió -está en el proceso de conseguir un doctorado- sus dos primeros trabajos en Uruguay fueron como vendedor en una tienda de ropa y en otra de tecnología.
“He conocido a muchos venezolanos y todos estamos trabajando; no en lo que estudiamos, pero estamos trabajando”, dijo Carlos Abreu, de 32 años y oriundo de Caracas. Abreu, que vino hace tres años junto con su esposa, trabaja como conductor de Uber. En Venezuela se dedicaba a la informática.
“Yo siempre digo que el primer año es el peor, pero luego vas cogiendo tu carril y ya todo mejora”, dijo el caraqueño, quien asegura que el peor momento es el tiempo que tarda inmigración en dar la cédula provisoria, el cual por ley no puede ser superior a 30 días. “Ahí es muy difícil conseguir trabajo”, aseguró Abreu.
Un estudio de la Universidad de la República confirma el fenómeno del que habla Abreu. Según los investigadores, “la probabilidad de los inmigrante recientes de encontrarse en empleos que demandan un tipo de tareas no acordes a su formación es cinco veces superior a la de los uruguayos”.