En la antesala de un evento cultural, un grupo de venezolanos se reúne para organizar los últimos detalles. Desde arreglar trajes, practicar la música, organizar las comparsas. Padres y abuelos buscan enseñarles a las nuevas generaciones sobre Venezuela.
Lejos de su tierra, algunas familias venezolanas en Estados Unidos se enfocan en siempre dejar por alto su país y asegurarse que los jóvenes conozcan, desde lejos, una nación que todavía no visitan, que dejaron o que no recuerdan.
Con una flor blanca, su cabello bien recogido y mostrando su traje típico venezolano, la pequeña Ana practica parte de un baile que, hasta ahora, comienza a aprender.
“Con los niños es divino ver como empiezan con el “leo, leo, leeee". Y sí, cuando empiezan con los joropos si se pone un poco difícil, pero a la final terminan ellos haciendo los pasos, haciendo su joropo y el 1,2,3 – y con eso el corazón a uno se le pone chiquitico y es lo que inspira a seguir llamando a la comunidad a que vengan y se unan”, relata a la VOA Silvia Perdomo, instructora de baile
Perdomo enseña los pasos de una coreografía que ella conoce muy bien, pero que, hasta ahora, Ana aprende, mientras su mamá observa cómo lo hace. De fondo, acompañando la práctica, Jonathan Acosta toca el cuatro y armoniza la danza.
“La música venezolana es muy alegre, pero al mismo tiempo tiene unos ritmos poco comunes. Se conoce el merengue, el que se baila ‘ripiado’ de aquí para allá y el merengue venezolano es como una cosa atravesada”, explica Acosta.
Mayra Sulbarán, junto con otros amigos y conocidos venezolanos, creó la organización Casa DC Venezuela, la cual este año se encargó de organizar la representación venezolana en el Desfile de las Naciones en Washington, evento que resalta todas las diásporas hispanas que hacen vida en la capital de Estados Unidos.
“Tener una carga tan grande como decir en una sola palabra Venezuela, con tantas contradicciones internas es difícil; pero cuando llego a la casa y veo los ojos mi hija y me dice que quiere irse en un avión para Venezuela, o a mi suegra viendo las televisoras regionales o a mi esposo componiendo una canción para Venezuela, se me pasa”, confiesa Sulbarán.
Y es que, aunque el día a día abrume un poco, las mujeres aquí reunidas destacan su entusiasmo por dejar en alto el sello venezolano.
“A la mujer venezolana nos identifica la alegría, la emoción, lo emprendedora que somos, lo felices que podemos mostrar que somos, por mucho que tengamos sentimientos internos”, sentencia Benítez, instructora de modelaje.
Esta exreina de belleza señala que fueron esos sentimientos el motor para crear su propio instituto de modelaje. Dice que su prioridad es enseñarles a sus aprendices las cualidades de una reina de belleza, pero sobre todo, de ser mujer venezolana.
Entre tanto, Coralí Rodríguez, miembro activo de Casa Venezuela DC, comenta a la Voz de América que celebrar a Venezuela es una de las actividades que más disfruta. Por eso, siempre se asegura de estar acompañada de sus hijos, sobrinos o nietos para que vivan la cultura venezolana.
“El proceso ha sido hermosísimo porque aquí nos sentimos más identificados con nuestra cultura, costumbres, les transmitimos y reforzamos todo lo que son nuestras raíces, de dónde venimos y le mantenemos vivo eso, que es muy importante”, dice Rodríguez.
Y así, poco a poco, entre reuniones, proyectos y mucha música, los miembros de Casa Venezuela DC buscan instruir a las nuevas generaciones sobre sus raíces, sus tradiciones y alegría de una diáspora que vive fuera, pero que añora poder regresar.
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