Ana Jaimes es colombiana, pero vive y trabaja en Venezuela, y como muchos de sus vecinos ahora tiene que arriesgar su vida para llegar a través de ilegales e intricados pasos conocidos como "trochas", que conectan a ambos lados de la frontera con Colombia después que fue prohibido el acceso hace más de una semana por orden del presidente en disputa Nicolás Maduro.
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Por inseguros caminos, los venezolanos se abren paso en medio de la maleza.
Imágenes captadas por la Voz de América muestran como lo mismo mujeres, hombres, niños y ancianos hacen el peregrinaje en busca de sustento. Están obligados en el trayecto a cruzar ríos, saltar verjas de alambre de púas y hasta pagar a militares y pandillas que parecen controlar veladamente el paso.
También pasan contrabandistas, que cruzan enormes bolsas con productos de primera necesidad y cobran por eso unos dos dólares.
Llevan sobre sus hombros pesados bultos con las compras con las que buscan aliviar el hambre y la falta de medicamentos por la escasez en el país.
"De verdad que me parte mi alma (...) tengo que regresar por mis cosas y de verdad que es humillante esta forma de pasar", dijo llorando Jaimes a la Voz de América.
"Nos cobran 40.000 pesos (12 dólares) las personas que están ahí controlando esos pasos, nunca imaginé tener que irme para mi casa en estas condiciones", lamentó Ana cargando con su mochila.
El trayecto a través de estos pasos ilegales toma unos 20 minutos caminando hasta llegar a la primera población que es San Antonio del Táchira. Ya una vez ahí, suelen utilizar un servicio de transporte público. Ana, por ejemplo, debe llegar hasta San Cristóbal, ciudad venezolana que está ubicada a dos horas de Cúcuta, en Colombia.
"En Venezuela estamos grave, no hay nada"
La medida del cierre fronterizo fue extendida también a fines de febrero de parte de las autoridades de Migración Colombia, que mantuvieron la restricción del paso sobre los puentes fronterizos Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y La Unidad, alegando falta de seguridad y garantías para los transeúntes.
Y es que la severa crisis política que vive Venezuela se reflejó en las últimas semanas en puntos fronterizos con países vecinos como Colombia y Brasil, donde se han registrado violentos sucesos en los que murieron al menos 5 venezolanos y decenas resultaron heridos.
Algunos de los entrevistados en la frontera aludieron a la crisis humanitaria en Venezuela, un hecho que niega Maduro.
"Necesitamos las donaciones, que el presidente abra un canal humanitario para que la gente pueda pasar sus medicinas, sus alimentos, porque de verdad en Venezuela estamos grave, no hay nada", dijo un joven venezolano entrevistado.
Los "colectivos"
Algunos de los testimonios apuntan a que en los pasos ilegales no hay presencia de autoridades venezolanas, pero sí de los conocidos "colectivos", que según muchos entrevistados son civiles armados al servicio de Maduro.
"Los colectivos son guerrilla, son civiles que el mismo gobierno (en disputa que lidera Maduro) armó y sacó a las calles para que se tomen el país, asesinan personas y son los que controlan los pasos ilegales por donde hoy se mueve todo el contrabando, pasan chatarra porque en Venezuela es barata y aquí en Colombia se puede vender cara, pasan mucha comida a Venezuela porque allá no hay, pasan de todo", dijo el venezolano Raúl Castillo.
Similares testimonios son comunes en los puntos fronterizos del Norte de Santander, entre ellos los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander.
Como resultado del cierre y de la actual situación de inseguridad, de unas 35.000 personas que atravesaban la frontera cada día, solo unos cientos lo hacen desde el rompimiento de relaciones diplomáticas ordenado por Maduro.
El gobierno de Colombia ha sido clave junto a Estados Unidos para visibilizar y tomar acciones en contra de Maduro, a quien catalogan de "usurpador" y acusan de mantenerse "ilegítimamente" en el poder.
A su vez, ambos países reconocen y han ayudado a legitimar en foros internacionales al presidente interino, Juan Guaidó.
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El drama actual de los venezolanos incluye no solo a los que cruzan ilegalmente arriesgando su vida, sino también a los que quedaron varados en Colombia tras el cierre y hoy no tienen cómo alimentarse ni dónde dormir.
Algunos han quedado al amparo de refugios humanitarios instaldos en la línea limítrofe con el fin de mitigar el impacto del cierre en la frontera colombo-venezolana. Muchos no tienen otra opción que cruzar, porque los esperan sus familiares en Venezuela.
Uno de los sargentos del ejército venezolano que se entregó a las autoridades colombianas en días recientes aseguró que la orden del gobierno es "masacrar al pueblo" y confirmó las denuncias acerca de que quienes se enfrentan y matan al pueblo no son los guardias ni los militares, sino los empoderados colectivos.
"El miedo es increíble porque ustedes ven todo esto, todo lo que uno tiene que caminar, todo lo que uno tiene que arriesgarse", concluyó Ana Jaimes. "No merezco estar viviendo en esta situación que está viviendo Venezuela".