Cientos de miles de peregrinos han repletado este fin de semana la ciudad del Vaticano, en el corazón de Roma, para participar el domingo en la ceremonia de beatificación del Papa Juan Pablo II.
La lluvia no fue obstáculo para que este sábado infinidad de personas acudieran con capas y paraguas a los alrededores de la Basílica de San Pedro, a fin de contemplar la enorme fotografía de Juan Pablo II que cuelga de la imponente Columnata de Bernini, en la histórica plaza.
Retratos del pontífice y 27 estandartes con fotos que reflejan eventos de cada año de su pontificado han sido también colocados en el sitio para engalanar el acontecimiento, que tendrá lugar seis años después de la muerte del Papa.
La primera de las celebraciones oficiales organizadas por la Santa Sede para la beatificación del Papa polaco, una vigilia de rezo, se inicio este sábado en el céntrico Circo Massimo de Roma, en anticipo de la ceremonia del domingo y a la que le seguirá el lunes una misa de acción de gracias.
Desde este sábado, las personas que lo deseen podrán acudir a ocho céntricas iglesias de Roma que estarán abiertas toda la noche en la llamada "Notte bianca di preghiera" , la noche blanca de rezos y oraciones.
Las autoridades italianas esperan que el número de peregrinos llegados a la ciudad eterna para ser testigos de la beatificación sea de alrededor de un millón de personas, en una de las mayores aglomeraciones vistas en Roma desde el propio funeral de Juan Pablo II, en 2005.
El cardenal Stanislaw Dziwisz, quien durante más de dos décadas fungió como secretario personal de Juan Pablo II, dijo sentirse emocionado por el número de jóvenes que estaban ya agolpados en la plaza, 24 horas antes de la beatificación.
La imagen de Karol Wojtila está por todas partes de la ciudad, en tiendas, en carteles, sobre los autobuses, en calendarios, y en las camisetas de muchos fieles y turistas, ansiosos por presenciar el momento en que el Papa Benedicto XVI se convierta en el primero en mil años que beatifica a su inmediato antecesor.
Alrededor de 90 delegaciones oficiales de todo el mundo, incluidos miembros de las cinco familias reales europeas y 16 jefes de Estado, asistirán a la ceremonia.
Otro de los invitados es el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, a quien la Unión Europea le tiene prohibida la entrada a los países de la comunidad en virtud de las numerosas acusaciones que lo señalan como violador de los derechos humanos en su país. Pero el Vaticano es un estado soberano que no forma parte de la Unión.